Para tener, hay que mantener

Freddy Pérez Cabrera

Nadie pudiera pensar que el camión marca KAMAZ que conduce Marcos Arboláez Méndez, tiene más de 20 años de explotación. La pintura parece de fábrica, el motor limpio y engrasado, y hasta la parte trasera, donde se ubica el trompo que conduce un producto nada higiénico como el hormigón, muestra pulcritud.

El camión de Marcos parece nuevo.

Al respecto, el joven Marcos expresa que es muy celoso con su carro, no solo en los mantenimientos programados cada cinco mil kilómetros, sino en ese que cada día le proporciona al terminar la faena, de modo que esté listo para la próxima jornada.

"Si un día usted aflojase un tornillo y no lo aprieta, o la falta de grasa a los rodamientos, u otros desperfectos, y no lo resuelve de inmediato, cuando viene a ver lo que tiene es un cacharro", asegura Marquito, como lo llaman sus compañeros, quien añade, además, que por la carga transportada en estos vehículos, deben andar suave por las carreteras, de modo que sufran lo menos posible, lo cual también es parte del cuidado.

De igual manera se expresa Nereido Torres, quien luce orgulloso un camión de procedencia china.

Nereido reconoce que el sistema implantado por la dirección de que cada conductor responda por su carro, ha traído muy buenos resultados. "Esto lo manejo yo solo, únicamente lo presto cuando salgo de vacaciones, y claro, con muchas recomendaciones", refiere el trabajador.

Y como los vehículos de Marcos y Nereido, está el resto de la flotilla que compone el parque de camiones pertenecientes a la Planta de hormigón Chiqui Gómez Lubián, de Santa Clara, donde la aplicación de una correcta política de mantenimiento a todo el equipamiento que compone la fábrica, ha logrado extender la vida útil de la técnica, más allá del tiempo programado.

Mantener cuesta poco y produce mucho

Teodoro Figueroa Estrada es el director de la planta de hormigón premezclado Chiqui Gómez Lubián, responsabilidad que ocupa desde el año 1999, lapso en el cual ha sabido conducir a un colectivo vital en la ejecución de la mayor parte de las obras constructivas edificadas en la provincia de Villa Clara.

De los hombres y mujeres que allí laboran, ha salido el hormigón que se ha empleado en proyectos tan importantes como la ejecución y ampliación del aeropuerto Abel Santamaría Cuadrado, el programa de la vivienda en varios municipios, la reparación de viales de la provincia y los puentes de la cayería norte de Caibarién, así como el montaje de grupos electrógenos o el molino de arroz de Sagua la Grande, por solo citar algunos ejemplos.

Otra obra que hoy los absorbe es la entrega de mezcla para la nueva fábrica de producir traviesas de hormigón, la llamada Cuba 71, de la cual depende buena parte de la producción de las vigas empleadas en la remodelación del ferrocarril cubano, asegura Figueroa.

"Ninguna de estas ideas hubiera podido concretarse sin el ingenio de los innovadores de esta planta y sin el cuidado y mantenimiento de los equipos que la componen", expone el director.

En este centro existe una máxima que cada día recordamos e inculcamos a los obreros y técnicos que aquí laboran: "para tener hay que mantener", y eso nos ha dado muy buenos resultados, lo cual ha influido en que ninguna de las obras que dependen de nosotros se haya paralizado en estos años, expresa el directivo.

fotos del autorLa complejidad de la planta de hormigón requiere un seguimiento constante a su cuidado y mantenimiento, asegura Minervino Ipalleiro.

Sobre el tema, Minervino Ipalleiro Andrádez, un trabajador de 76 años, de los cuales ha dedicado 22 a la fábrica santaclareña, asegura que la complejidad del proceso productivo los ha obligado a ser muy celosos con el cuidado de los equipos, en especial la planta donde se elabora el hormigón, la cual está completamente automatizada.

"Desde un puesto de mando se le dan las órdenes de la cantidad y calidad de la mezcla que quiere lograrse, y ella sola administra los áridos, el cemento y los aditivos necesarios", explica Minervino, quien señala cómo la planta tiene una capacidad para producir unos 200 metros cúbicos diarios.

"Todo depende de la distancia de las solicitudes, si es más cerca podemos hacer más; de lo contrario, la producción es menor ese día porque los carros no dan abasto para trasladar los pedidos", explica.

Respecto al mantenimiento de la planta donde se elabora el hormigón, un imponente ingenio que se eleva varios metros al cielo, hasta donde llegan por una alargada estera la piedra y la arena, todo lo cual se junta luego con el cemento, el experimentado trabajador refiere que ha sido muy importante el seguimiento diario a cada detalle porque esa no es una obra que puede desarmarse todos los días.

Explica que para el 2014 están previstos su reparación y mantenimiento, para lo cual ya existen las coordinaciones, de modo que pueda ser rápido y eficiente el proceso, como lo exige la importancia de esta entidad para el desarrollo constructivo del territorio.

Fruto de la correcta política de preservación de la técnica han sido los resultados productivos de la Chiqui Gómez Lubián.

 

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