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A plena capacidad producción de paneles
fotovoltáicos
Ronald Suárez Rivas
PINAR DEL RÍO.— A siete meses de haber comenzado a funcionar a
plena capacidad —algo que nunca había sucedido desde su puesta en
marcha hace 12 años— la fábrica de paneles fotovoltaicos de esta
provincia mantiene el compromiso de producir más en el 2013, que a
lo largo de toda su historia.
La
producción, desde noviembre, sobrepasa los 20 mil paneles, con una
capacidad total de generación superior a los cuatro MW.
De hecho, los más de 16 mil 220 módulos fabricados, de enero a la
fecha, implican un sobrecumplimiento del cronograma, que hasta hoy
se comporta al 106 % de lo previsto.
Aunque se dice fácil, el ingeniero Yoandri León, director de la
UEB Energía Fotovoltaica, perteneciente a la Empresa de Componentes
Electrónicos Ernesto Che Guevara, comenta que llegar a este
resultado ha exigido un trabajo arduo que trajo consigo aumentar a
más del doble la plantilla y abrir un segundo turno de trabajo.
"Desde que nos comunicaron la decisión del país de potenciar
proyectos de inyección de energía eléctrica a la red, mediante la
generación por módulos fotovoltaicos, comenzamos a prepararnos.
"Por un lado, nos dimos a la tarea de adquirir piezas de repuesto
para el equipamiento con varios años de explotación, a fin de evitar
que una rotura pudiera interrumpir el proceso y, además, nos
dedicamos a contratar la materia prima", explica.
Para
cumplir sus compromisos productivos, la fábrica ha tenido que crecer
de 59 trabajadores a 139.
"Al mismo tiempo, empezamos a impartir cursos de capacitación,
con el propósito de preparar la fuerza necesaria para enfrentar el
crecimiento que nos estaban solicitando".
Con pie
derecho
Ello ha permitido saltar de 59 trabajadores que existían en
octubre a 139 en la actualidad.
"En el mes de noviembre comenzamos a recibir la materia prima
para producir un número de módulos equivalente a un megawatt (MW) de
potencia, como preámbulo de los 10 MW previstos para el 2013",
recuerda Yoandri.
"Inicialmente se estableció un turno de trabajo, luego dos, y
finalmente se incorporó un tercero en el laminado, un proceso en el
que se encapsulan los módulos.
"Se trata de un paso que demanda mayor tiempo tecnológico, del
que depende que los paneles alcancen una durabilidad superior a los
20 años".
En los siete meses transcurridos desde entonces, la producción
sobrepasa los cuatro MW de potencia, de los cuales, más de la mitad
ya están siendo instalados en distintos sitios del país, con el
propósito de aportar energía al sistema eléctrico.
"A pesar de tener equipos funcionando de forma continua, las 24
horas, no hemos sufrido interrupciones prolongadas, gracias a las
precauciones tomadas de adquirir repuestos y al apoyo del personal
de mantenimiento que posee nuestra empresa, con un alto nivel de
capacitación", reconoce Yoandri.
Mayor
ahorro y menor contaminación
Destinada en su totalidad a la Unión Eléctrica, hasta el momento
la producción se ha concentrado en los módulos de 185 watts (W), y a
partir de julio prevé la incorporación de un segundo modelo, de 240
W.
No obstante, el director de la UEB asegura que de acuerdo con las
exigencias del cliente, la industria está en condiciones de elaborar
una amplia gama de surtidos, a partir de los 2 W, para las más
variadas aplicaciones.
"En estos momentos, por ejemplo, se trabaja paralelamente en
proyectos para su utilización en el bombeo de agua en sitios
aislados y para alimentar sistemas de regadío", precisa.
En todos los casos, dice, manteniendo un riguroso control de
calidad, que ofrece garantía por espacio de una década contra
defectos de fabricación, y asegura una degradación de potencia
inferior al 20 % en 25 años. O sea, que al cabo de ese tiempo, los
módulos salidos de esta industria conservarán como mínimo el 80 % de
su capacidad de generación inicial.
"Durante mucho tiempo, el empleo de la energía solar estuvo
frenado por el precio elevado de las materias primas, pero eso ha
ido cambiando, lo que permite que se pueda amortizar el costo de la
inversión en un periodo relativamente corto", comenta Yoandri.
"Gracias a esto, su utilización —en un inicio limitada a las
zonas apartadas, donde resultaba muy difícil acceder con los
tendidos— se ha ampliado considerablemente".
Para nuestro país, el aprovechamiento de esta energía resulta
particularmente viable, teniendo en cuenta el nivel de radiación
solar que se mantiene prácticamente durante todo el año.
"En el caso de su utilización para la inyección a la red
eléctrica, permite un ahorro sustancial de los combustibles fósiles
que se emplean actualmente con el mismo fin, los cuales provocan
altos niveles de contaminación.
"Por ello, además de las ventajas desde el punto de vista
económico, sus efectos en el plano ambiental también son muy
importantes", destaca Yoandri.
De ahí el empeño de la industria pinareña —cuya producción en 12
años había alcanzado una capacidad total de generación de 8,7 MW— en
demostrar que está en condiciones de hacer mucho más para apoyar el
uso de una energía limpia, que la naturaleza entrega gratuitamente
todos los días, tras la salida del sol. |