Poco más de un centenar de días restan para que suba el telón del
XIV Campeonato Mundial de Atletismo en Moscú (del 10 al 18 de
agosto). Una cita que después de los Juegos Olímpicos y el Mundial
de Fútbol se perfila como uno de los principales atractivos en el
universo del deporte.
La capital rusa quiere tener un estreno de lujo y al menos en
materia de inscripción parece que lo conseguirá, pues hasta ahora
una cifra récord de 205 naciones —la IAAF cuenta con 212 países en
su membresía—, han confirmado su participación un total de 2 516
deportistas, de ellos 1 409 hombres, que invadirán el estadio
olímpico de Luzhnikí en busca de gloria.
En ese sentido, y como habían explicado anteriormente el
comisionado Nacional Jorge Luis Sánchez y el jefe técnico de la
Federación Cubana, Daniel Osorio, se establecieron marcas internas
de clasificación, más exigentes que las pautadas por la Federación
Internacional.
Así, con el propósito de rendir un performance decoroso en
Moscú y tras un minucioso análisis que comprendió los resultados de
Berlín 2009, Daegu 2011 y la cita bajo los cinco aros de Londres
2012 se fijaron las cotas domésticas, las cuales deberán realizar al
menos en dos oportunidades nuestros atletas entre el 14 de abril y
el Campeonato Centroamericano y del Caribe de julio próximo.
Varias de nuestras principales figuras no deberán afrontar
dificultad alguna para validar sus registros, la prueba más latente
la constituye la subcampeona estival de salto con pértiga Yarisley
Silva quien se coronó con récord de Centroamérica y el Caribe de
4.82 metros en la exhibición Pole Vault in the mall. Claro,
de seguro, dicha cota no será homologada pero constituye un avance
de lo que pudiera suceder hoy en el remake finalista
londinense ante la norteamericana Jennifer Suhr, como parte de la
edición 104 de los Drake Relays, con asiento en el estadio de
la universidad de Drake, en Des Moines, estado de Iowa, Estados
Unidos, y con capacidad para 18 mil espectadores.
De vuelta a las marcas, su homólogo Borges tendrá un examen bien
exigente: sobrepasar la varilla a 5.70, mientras la longitud pide
8.25, bien superiores a los 8.02 estampados por Yunior Díaz en la
Copa Cuba. En el triple se habla de 17.20, en tanto 2.31 será la
distancia a la que se colocará la varilla en la altura. Volar bajito
deberán los sprinters, a quienes se les pedirá 10.05, 20.30 y
44.90 en el hectómetro, los 200 y la vuelta al óvalo,
respectivamente, dejando en un riguroso 1:45.10 lo requerido para
los ochocentistas.
En el área de lanzamiento coinciden los topes fijados por el
organismo rector en 66, 79 y 83.50 metros para disco, martillo y
jabalina, respectivamente, mientras cien puntos más deberán
totalizar los decatletas, con acumulado fijado en 8 300.
Entre damas el panorama es igualmente tenso: 11.10, 22.50 y 50.30
se antojan harto difíciles para las velocistas, lo mismo que el
1:57.00 en la doble vuelta al óvalo. No menos inaccesibles aparecen
el 1.96, 6.75 y 14.40 de altura, largo y triple, además de los 63.50
del dardo y los 6 350 del heptatlón.
Pero si de bailar con la más fea se trata nuestros relevos se
llevaron la mayor parte. Pocos escenarios los convocan como evento
oficial y las postas largas, las de mayores opciones, deberán buscar
un "hueco" para estampar 3:00.00 (los varones) y 3:25.00 las damas.