Una de las más nítidas expresiones ha sido el Primero de Mayo en
la histórica Plaza de la Revolución en la capital y en cada una de
las cabeceras provinciales. Júbilo, solidaridad con otros pueblos,
compromiso con la Patria, con el socialismo que actualizamos y
defendemos, convierten a esas jornadas en un ambiente de festividad,
que en el mundo de hoy adquiere una connotación singular, pues en
otras latitudes son las demandas laborales, el derecho al trabajo y
a la no explotación de los obreros, los que se enseñorean sobre la
fecha.
Dentro de 12 días estaremos en las plazas cubanas marchando por
un socialismo próspero y sustentable, que solo sería posible
alcanzarlo con orden, disciplina y exigencia. Sin esos tres
atributos no lograríamos el propósito, pero tampoco distingui-ríamos
a la fiesta de los trabajadores en las calles del país.
Detengámonos en la disciplina y en la Plaza de la Revolución
habanera, en la cual millones de cubanos hemos patentizado el
respaldo a nuestro proyecto socialista cada Primero de Mayo. Cuántas
veces no hemos visto cómo al pasar frente a la tribuna ese mar de
pueblo compacto, aguerrido y combativo, hay un segmento que se
convierte en una cuña que no solo desluce la gigantesca fiesta al
dejar un cráter, un vacío, sino que embotella la marcha, la hace
lenta y la dilata innecesariamente.
Y está claro que no se trata de un acto puramente de
indisciplina, todos los que vamos en el borde exterior de la avenida
Paseo queremos acercarnos para ver y saludar a los líderes de
nuestra Revolución, casi tocarlos con la mano, cual muestra infinita
de gratitud, admiración y respaldo.
Pero en bloque, unidos, también demostramos esa fidelidad,
contribuimos a la belleza y colorido de la marcha, sin que los
organizadores, megáfonos en mano, se desesperen llamando al orden.
La Plaza de la Revolución volverá a ser una marea humana, la
misma que se ha mantenido alta y nunca baja la guardia. Hagámosla en
marcha unida, para ser consecuentes con la sentencia martiana de
andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.