En el 2012, por ejemplo, sus cerdos para sacrificio promediaron
122 kilogramos, resultado de un primer convenio en que los vendió
con 117 y un segundo con 127. En ese año entregó 22,5 toneladas de
carne, de 5,5 planificadas.
"Actualmente —relata— dispongo de 180 cabezas, de las cuales 120
corresponden a un convenio contraído a finales del pasado año y las
60 restantes a otro establecido el 12 de febrero último. Entre los
dos me deben aportar no menos de 21 toneladas de carne, de 6,6
contratadas".
Afirma que este año debe ser histórico para él, pues en cuanto
extraiga esos animales comprará otras 180 precebas, con el propósito
de entregar 20 toneladas más de carne antes de finalizar diciembre.
Joel adquiere sus precebas al destete (cerditos de entre 26 y 33
días de nacidos y de unos siete kilogramos de peso), lo que le exige
alta consagración en su cuidado para evitar mal nutrición,
enfermedades y muertes.
Las precebas con las anteriores características necesitan de un
mayor tiempo para su engorde (alrededor de cinco meses y medio) que
las adquiridas con 75 días de nacidas y entre 18 y 21 kilogramos de
peso. De ahí el mérito aún mayor de este porcicultor guantanamero,
asociado a la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida Frank
País García.
"En mi caso toda la producción, se me venda o no alimento por la
Empresa Porcina, la comercializo con esa entidad, en su mayor parte
a precio diferenciado. Claro, para asegurar el éxito del convenio
con esas particularidades es imprescindible producir comida animal,
lo que aseguro a base de maíz y en ocasiones también con
sorgo-millo, para lo que dispongo de cinco hectáreas".
Según afirma Joel, en el tiempo que lleva como productor de carne
de cerdo ha firmado más de 20 convenios (en oportunidades hasta tres
en un año) y en todos, excepto uno, logró animales de más de cien
kilogramos.
"En esos resultados, además de la parte del alimento que aseguro,
ha sido determinante el manejo de la masa. La porcicultura exige
trabajar duro todos los días, y eso es lo que aquí hago, con el
apoyo de dos trabajadores contratados.
"Te cuento que mis animales comen tres veces al día (muchos
productores solo dan dos comidas), disponen de agua permanente y yo
mismo les aseguro la atención veterinaria. Solo en contadas
ocasiones, como desparasitaciones masivas o la presencia de hernias,
prolapsos o cesáreas recurro a otro veterinario.
"Aquí cerdo no es sinónimo de puerco, pues a la masa se le
garantiza una higiene casi que impecable, con baño diario y
evacuación de sus excretas cuatro veces por jornada", amplía nuestro
entrevistado, merecedor de varios reconocimientos del Grupo Porcino
(GRUPOR), del Grupo Nacional de Agricultura Urbana y Suburbana, de
la empresa especializada en la provincia y de la Unidad Empresarial
de Base Porcina en el municipio de Manuel Tames.
Una singularidad de este productor está en la manera en que
prepara el alimento a sus cerdos. Cuando recibe el pienso B
suministrado por la empresa lo fortalece con maíz o sorgo-millo y
luego muele todos los ingredientes para lograr una granulometría más
fina, lo que, según él, favorece el proceso digestivo de los
animales y en consecuencia su engorde.
Peculiaridades y experiencias aparte, lo que sí está claro, tal y
como lo demuestran sus resultados, es que Joel Hernández Borges
constituye un baluarte en la producción de alimentos en esta
extremoriental provincia.