Tras
fracasar el plan A de los fascistas (desestabilización y guerra
express), la oposición venezolana tocó este miércoles a las
puertas del Consejo Nacional Electoral (CNE). Tuvieron que pasar
tres días para que el comando de Capriles Radonski hiciera la
demanda formal que solicita un reconteo de votos. Solo que para
llegar a este punto de "civilización" (el plan B), tuvieron que
morir ocho personas (todas chavistas) y el país entero pasar 72
horas de irresponsable terror, tras el llamado del "líder" de
"drenar la rabia en las calles".
La actuación enérgica del gobierno revolucionario, primero
conteniendo al pueblo para evitar enfrentamientos, y después
encauzando la legalidad desde la Asamblea Nacional, además de
prohibir la marcha opositora al centro de Caracas (que tenía la
intención expresa de provocar otros hechos sangrientos), ha obligado
a Capriles a replegarse. Él sabe que es el gran culpable de la
"rabia drenada" a lo largo y ancho del país por sus seguidores. Y
comienza a entender que deberá responder legalmente por esos actos.
No es casual que en medio del repliegue opositor, una vez que
fracasó el plan de golpe fascista, aparezca la mano amiga del
Secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, insistiendo en que "debe
haber un recuento de votos". Su chico en Caracas ha perdido una
pelea en la que ellos (los gringos) invirtieron mucho dinero y
esperanzas. De nuevo la posibilidad de administrar el petróleo
venezolano se les escapa entre las manos. Por eso insisten en tensar
la cuerda, meter las narices, exigir y amenazar.
Pero Kerry se ha topado con la respuesta inmediata de Nicolás
Maduro, que como Chávez no está dispuesto a cederles ni un tantico
así: "Ahí están los Estados Unidos, John Kerry, del Departamento de
Estado, hablando de Venezuela. ¿Qué tiene que hablar usted de
Venezuela? Si bastantes problemas económicos, sociales y políticos
agobian al pueblo de los Estados Unidos (¼
) Su guion es el mismo que cualquiera de estos jefes burgueses
amarillos opositores (¼ ) Saque usted sus
ojos de Venezuela John Kerry. ¡Fuera de aquí! ¡Ya basta de
intervencionismo!".
Maduro ha recordado, además, que la injerencia de Estados Unidos
en los asuntos internos de Venezuela durante estos últimos meses y,
particularmente durante la campaña electoral, fue brutal y vulgar.
Ahora, Kerry lanza un salvavidas a Capriles, advirtiendo que USA
"tendrá preguntas serias" si se determina que hubo irregularidades
en las elecciones del pasado domingo. Y por el momento, para tensar
más la situación, dice que no reconoce todavía a Nicolás Maduro como
presidente electo.
Kerry se ha quitado la careta y protagoniza ahora mismo el plan
B, ese que había iniciado su subordinada Roberta Jacobson, la
secretaria de Estado adjunta de EE.UU. para Latinoamérica, que
cuatro semanas atrás comenzó a difundir la matriz de un posible
fraude electoral en Venezuela. Solo que Kerry y Roberta olvidaron
que el más grande fraude electoral de la historia, ocurrió en su
país (año 2000), cuando los Bush robaron descaradamente la
presidencia a Al Gore, quien lo aventajaba con medio millón de
votos. Una historia que Kerry quiere contar al revés en Venezuela.