Flautas entre el mar y la montaña

Pedro de la Hoz

Aun cuando desde niño Axel Rodríguez Lora descubrió su vocación por la música, la pasión por la flauta llegó tarde a su vida. Pero fue permanente. Tanto, como la que siente por su patria chica, Guantánamo. Luego de graduarse del Instituto Superior de Arte pudo hacer carrera en La Habana y otros lugares del continente —de hecho lo hizo en algún momento—, sin embargo se afincó en esa ciudad del extremo oriental de la Isla que su poeta mayor, Regino Boti, cantó como una tierra enclavada entre el mar y la montaña.

Foto: RaulitoSonus Ensemble, música de cámara de alto calibre.

Axel es el principal promotor de las temporadas Conciertos de Primavera, auspiciadas por la UNEAC y que acaban de cerrar su octava edición. Momento propicio para mostrar, mediante su conjunto Sonus Ensemble, la cosecha que ha ido logrando en la enseñanza de la flauta en el territorio, a partir de tres jóvenes exponentes: Lourdes Beneites, Carlos Miguel Prieto y Leydis Acosta.

Sonus Ensemble debutó en el 2006 en el Festival de Música Antigua Esteban Salas de La Habana, fundado por otra guantanamera, la maestra Teresa Paz.

Quizás eso explique la fidelidad de Sonus hacia la música europea del periodo barroco, de la cual seleccionaron para la apertura de la temporada en la flamante sala Antonia Luisa Cabal, dos tríos para flauta del compositor francés Joseph Bodin de Boismortier, autor poco frecuentado en la Isla.

Boismortier (1689-1755) escribió un extenso catálogo para la flauta, que incluyó, según testimonios de la época, un método para el estudio del instrumento, actualmente perdido. Sus tríos demandan sumo cuidado en la emisión y virtuosismo en los pasajes contrapuntísticos característicos de la ornamentación del estilo rococó.

Del barroco, Sonus Ensemble dio un salto en su concierto hacia la música más actual. Ya durante el último Festival de La Habana de la UNEAC dedicado a la creación contemporánea había estrenado el Trío No. 3, del italiano Adriano Galiussi, vuelto a interpretar esta vez.

Ahora también la mirada recayó en una pieza cubana, Pas de deux, de José Loyola, en la que se ponen de relieve las sutilezas de dos voces que dialogan desde la fuga hasta la confrontación, en tanto Axel, como solista, asumió una de las obras paradigmáticas de la vanguardia para el instrumento, Density 21,5, del francés Edgar Varese (1883-1965), que enlaza una idea atonal y otra modal en una inédita exploración espacial del sonido.

Tan importante como las ejecuciones de Sonus Ensemble y Axel Rodríguez lo fue la recepción del público hacia la música contemporánea. Esa es también parte de la cosecha.

 

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