Esta Fundación se debe a la generosidad de Lilia Esteban de
Carpentier. Al cumplirse el centenario de quien fuera el primer
Premio Cervantes de la lengua española en América Latina —Alejo
Carpentier—, Lilia, su viuda, recibió una carta que apreció hasta el
último aliento de su vida; se la envió el Comandante en Jefe Fidel
Castro y en uno de sus párrafos dice:
"Querida Lilia: Al arribar hoy al centenario de Alejo Carpentier,
quisiera testimoniarle la gratitud, el cariño y la admiración que
continúan despertando entre nosotros la creación y la conducta de
quien fuera su inolvidable compañero, autor de una obra monumental a
cuya preservación y cuidado se ha consagrado usted con ejemplar
lealtad. (... ) Hace ya más de un cuarto de siglo, al agradecerle el
noble y magnífico gesto de donar íntegramente a nuestro gobierno el
importe del Premio Cervantes, afirmé que su obra y su conducta
perdurarían más que ningún otro símbolo".
Lilia, heredera universal de ese grande de las letras no fue
menos que él y en 1993, hace veinte años, liberó todos los bienes
heredados, incluidos los derechos de autor de Alejo Carpentier,
fuera y dentro de Cuba, para crear la Fundación que lleva el nombre
del más universal novelista cubano.
Esta Fundación fue continuadora del Centro Carpentier en la
década de 1980. Un espacio que, hasta cierto punto nació con la
instauración de una biblioteca circulante contemporánea,
especializada con la mejor literatura mundial y actividades
comunitarias, además de publicar la revista Imán. La fundación Alejo
Carpentier ha hecho valer con fuerza esos y otros proyectos del
Centro como la creación del premio de originales Razón de Ser,
que le concede ayuda económica a escritores para la realización de
su obras.
Como Organización no gubernamental (ONG) la Fundación, en estos
veinte años en medio de un recrudecido bloqueo, por parte del
gobierno de Estados Unidos, se vio un tanto limitada pero Lilia
Esteban no cejó en ningún intento de mantener y aumentar los
propósitos fundamentales para lo cual fue creada e inauguró, además,
un fondo orientado hacia niños y jóvenes con el apoyo del Centro de
Documentación del Comité Cubano de la Organización Internacional
para el Libro Juvenil, Ibby (por sus siglas en inglés), así como
tuvo a bien organizar el programa cultural comunitario Hoy vamos
a Leer.
La impresión, financiada por dicha Fundación, de textos básicos
carpenterianos tales como Visión de América y la edición
facsimilar de El reino de este mundo, entre otros, se
distinguen en el terreno de las publicaciones, así como el trabajo
que constituye la ingente tarea de publicar diez volúmenes de
Letra y Solfa y en coordinación con el Instituto Cubano del
Libro algunos textos más del escritor totalmente agotados como
Tristán e Isolda en tierra firme y La ciudad de las columnas,
por mencionar algunos.
La Fundación no fue ni es ajena al intercambio y colaboración con
la Universidad de La Habana, sobre todo en su política pre-profesional
en la formación de bibliotecarios y atendiendo estudiantes de la
Facultad de Comunicación. Se alió estrechamente, además, a la acción
de Ruta y Andares que auspicia la Oficina del Historiador de
la Ciudad. Tampoco faltaron eventos internacionales, ni
presentaciones puntuales de libros de autores cubanos.
Al fallecer Lilia, Graziella Pogolotti, cuyos avales
intelectuales y relación estrecha —casi desde la niñez— con Alejo y
luego con Lilia, ha sabido conducir, no sin enormes dificultades que
parten casi todas del mismo origen (el bloqueo y los bancos) co
n imaginación y energía, la tarea y se han instituido dos sedes
para la Fundación: la de La Habana Vieja, antigua casa de la Condesa
de la Reunión que Alejo tomó como espacio para desarrollar parte de
su novela El siglo de las luces, y la que fuera la residencia
de Carpentier y Lilia en la Calle E entre 11 y 13 en el Vedado, sede
de la presidencia de la Fundación y gabinete de especialización.
En convenios con el Instituto del Libro, la Fundación ha
publicado y tiene en proceso de publicación obras básicas de
Carpentier, una de ellas de reciente presentación, la edición
anotada o crítica de Ecué-Yamba-O. Sin duda, una de las
novedades más impresionantes para todo tipo de lector ha sido, hasta
ahora, las Cartas a Toutouche, correspondencia inusual entre
el escritor con su madre. Ahora, la doctora Graziella Pogolotti
anuncia a Granma como listo para su entrega al Instituto del
Libro, el Diario de Venezuela (1951-1957).
Otras editoriales como Boloña se ocupó de Los pintores
escriben; la UNEAC tendrá a su cargo la publicación del ciclo de
conferencias auspiciado por la Fundación: Los olvidados de la
República, y por Arte Cubano ha sido impreso, Color de Cuba:
Portocarrero. Como se ve, la Fundación Carpentier no omite el
auspicio de ninguna de las corrientes verdaderamente culturales que
contribuyan a elevar el conocimiento de la población en cualquier
edad o preferencia, sea la literatura, la pintura, la música y los
trabajos periodísticos de Alejo, así como su vida y obra. Para ello
también ha contado y agradece a las publicaciones periódicas:
Granma, Juventud Rebelde, Revolución y Cultura, Cine Cubano,
Casa, La Jiribilla, Cubadebate, Siempreviva y la Televisión, la
Radio y otros medios en las provincias.
Si algo hay que destacar en este XX aniversario de la Fundación,
es su diverso y profundo trabajo con un mínimo de personal de
eficiencia probada, que atiende a miles de intelectuales
extranjeros, todo el año en Empedrado o en la calle E. Dicho sea de
paso, según declaración de Graziella Pogolotti, la mayoría
procedentes de Estados Unidos, seguidos de Europa y Asia.
Para ella solo ha quedado en suspenso un punto básico, sueño
acariciado por Lilia Esteban: la publicación en la colección Le
Pleyade, de la Editora Gallimard —para escritores clásicos
universales— de la obra de Carpentier. Aclara Graziella, no ha
dependido de la Fundación ni de Gallimard directamente, sino del
incumplimiento de la entrega del fabuloso material por parte de la
editora designada hace años, que ha demorado excesivamente su
trabajo y seguramente ello deberá ser revertido.
De manera que la Fundación ha hecho realidad lo planteado por
Fidel en su carta a Lilia Esteban el 26 de diciembre del 2004:
"Albergo la convicción de que la hazaña por alcanzar una cultura
general integral en la que se encuentra inmerso nuestro pueblo, la
obra de Alejo Carpentier tendrá la garantía de lectores cada día más
cultos y ciudadanos solidarios que honren eternamente su memoria".