Estadísticas en poder de la delegación provincial de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), confirman que entre enero y
diciembre del pasado año los hornos adaptados para esa alternativa
quemaron más de 440 toneladas de aceites que habían sido desechados
luego de su empleo en equipos, medios de transporte y grupos
electrógenos.
Según explica el Máster en gestión ambiental Cándido Medina
Segura, especialista para cargas contaminantes, productos químicos
tóxicos y desechos peligrosos, esta experiencia trae aparejado un
considerable ahorro al prescindir del diesel, a la vez que garantiza
un mejor control y la eficiente utilización de productos que podrían
resultar sumamente agresivos para el suelo, las aguas y la vida en
general.
Modificaciones sencillas en los sistemas, fundamentalmente en
filtros y resistencias, para elevar la temperatura del aceite,
disminuir su viscosidad y facilitar la combustión, aportan
resultados positivos en cuatro entidades de la cerámica (iniciadoras
del método en la provincia), así como en la planta de cal situada en
el municipio de Jesús Menéndez, en los centrales azucareros Amancio
Rodríguez, Antonio Guiteras y en la gigantesca acería tunera,
avalados todos por la licencia ambiental que para esos casos concede
el CITMA.
En correspondencia con los propósitos de la Resolución 136/2009 y
con protocolos internacionales como el Convenio de Basilea, Las
Tunas pone en práctica acciones y mecanismos que le permiten a la
comercializadora Cubapetróleo recuperar o acopiar entre las empresas
y organismos del territorio no menos del 30 % del aceite que
utilizan y destinarlo a los referidos procesos de quema con fines
productivos.
Durante el recién concluido año 2012, los hornos tuneros
emplearon, además, casi 80 toneladas de ese "inservible" producto,
procedentes de Santiago de Cuba y de la vecina provincia de Granma.