Mucho más hay que decir del flamenco, y así lo demostró el
cantaor español Juan Pinilla, quien llegó a La Habana persiguiendo
un sueño que, asegura, se ha hecho realidad por las experiencias
culturales y musicales vividas en la Isla.
A mucho vino el joven granadino, a presentar un libro, un disco,
ofrecer un concierto, y cuál sería su asombro al descubrir la fuerza
con que el flamenco es trabajado por músicos cubanos.
La Sala Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes resultó el
sitio ideal para disfrutar del canto flamenco, redimensionado por la
fuerza de sus textos y la complicidad del público asistente, que
disfrutó de mucho más que una velada musical.
Pinilla combinó con el trabajo vocal característico del género
una selección de poemas de autores iberoamericanos, en la que
incluyó los versos ágiles y profundos de José Martí, los militantes
de su compatriota Federico García Lorca, los coloridos de Nicolás
Guillén y los íntimos de su amigo Waldo Leyva.
De intensa podría catalogarse la atmósfera lograda con la
interpretación de piezas del maestro Leo Brouwer, en la que lució su
virtuosismo el instrumentista cubano Josué Tacoronte, de notable
trayectoria en las variantes de la música española.
El granadino cantó, además, temas de su segundo disco Las
voces que no callaron, que junto al libro homónimo de su
autoría, presentó en la 22 Feria Internacional del Libro de La
Habana.
Las voces... recoge cantes con letras de grandes flamencos de
la II República española hasta la transición democrática tras el fin
de la dictadura franquista, y otros temas de la autoría de Pinilla.
En el CD aparecen versos de los españoles Marcos Ana y Gabriel
Celaya, unas bulerías con letras del norteamericano Allan Poe y
Gregorio Marañón, unas temporeras, tanguillos, tangos, seguidillas,
fandangos, mirabrás y cartageneras.