Interacciones entre medicamentos

Cuidado con los efectos adversos

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

La interacción medicamentosa no es más que la modificación del efecto de un fármaco cuando se administra con otro, al poder aumentar o disminuir la acción de cualquiera de las sustancias o tener un efecto adverso que normalmente no se asocia a ninguna de ellas.

Bien entendido que existen enfermedades en las que se justifica, bajo estricta indicación y seguimiento médico, el empleo de más de un medicamento, dice la doctora Midsay López Leyte, especialista en Farmacología, y cita la hipertensión arterial, la insuficiencia cardíaca, diabetes, las infecciones mixtas.

Pero advierte a modo de ejemplo de las consecuencias que, en general, se derivan de la interacción medicamentosa en personas que se automedican dos y tres fármacos similares para el tratamiento del insomnio y la ansiedad, que les puede causar sedación excesiva, amnesia y confusión mental.

Indica que algunos fármacos modifican la capacidad de absorción de otros y perjudican por ello sus efectos terapéuticos. Tal es el caso de productos que contienen en su composición farmacéutica calcio, magnesio, aluminio y bismuto, que en interacción con las tetraciclinas (antibiótico de amplio espectro) reducen su absorción y, por consiguiente, sus efectos antimicrobianos.

En este grupo se incluyen los medicamentos para el control de la acidez, fundamentalmente. Los antiácidos también dificultan la absorción al cambiar el pH gástrico. Y no solo estos, refiere la especialista, medicamentos como la ranitidina y la cimetidina, al disminuir la secreción ácida gástrica, pueden ocasionar que el ketoconazol, ejemplifica, no se absorba de forma adecuada.

Menciona también el consumo de alcohol como un agente que aumenta el flujo sanguíneo gástrico, y por ello acrecienta la absorción de la aspirina a este nivel, con incremento de la toxicidad de ambos sobre la mucosa gástrica.

La doctora López Leyte, quien se desempeña en la Dirección Nacional de Medicamentos y Tecnologías Médicas del Ministerio de Salud Pública, refiere que algunos fármacos para distribuirse por el organismo y llegar a los sitios de acción utilizan proteínas del plasma sanguíneo para "viajar". Puede suceder que al administrar conjuntamente dos medicamentos que necesiten de este mecanismo, uno desplace al otro, lo que posibilita un aumento de la toxicidad cuando se administran de forma conjunta anticoagulantes, hipoglucemiantes, ambos de forma oral, y antidepresivos tricíclicos.

Asimismo la cimetidina y la eritromicina están en capacidad de incrementar la cantidad en sangre de medicamentos como la teofilina, warfarina, nifedipina, benzodiacepinas y el propranolol.

Puede darse el caso también que existan medicamentos que, actuando por mecanismos diferentes, impidan la acción de otros que se consumen paralelamente. La indometacina, el piroxicam y el ibuprofeno disminuyen el efecto diurético de la furosemida (de alta eficacia) y antagonizan o declinan el efecto antihipertensivo del propranolol, atenolol, hidroclorotiazida, clortalidona, captopril, entre otros.

Cabe suponer entonces —reflexiona la especialista— que la administración conjunta de estos antinflamatorios con los antihipertensivos mencionados puedan elevar la presión de forma leve o severa en paciente hipertensos.

Y finaliza diciendo: No todas las interacciones son perjudiciales. Hay algunas empleadas por el personal médico para beneficiar a los pacientes. Sin embargo, podemos concluir que existe un número infinito de interacciones farmacológicas, que constituyen uno de los problemas de la terapéutica, las cuales se ven potenciadas por el empleo de la polifarmacia y la automedicación.

 

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