La FAO destacó hoy la necesidad de ayudar a los desplazados
malieses por el conflicto a que vuelvan a sus tierras y reanuden la
producción de alimentos, pues se acerca el inicio de la temporada
agrícola en el país africano, en mayo próximo.
El director general de la Organización de Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva,
coincidió en esa urgencia con el ministro de Agricultura de Malí,
Baba Berthé.
Tras un encuentro en la sede de la FAO en Roma, Berthé destacó la
importancia de dirigir la ayuda a los agricultores retornados en las
zonas que han experimentado una mejora en su situación de seguridad.
También se refirió así a la necesidad de aumentar la capacidad de
sobreponerse a estas situaciones límite de los pequeños agricultores
en todo el país.
"La principal temporada de siembra en Malí comenzará en mayo. A
medida que la situación de seguridad sigue evolucionando, la FAO,
nuestros organismos asociados y la comunidad internacional deben
hacer todo lo posible para que el gobierno apoye a los campesinos
que regresan y que vuelvan a cultivar alimentos", dijo Da Silva.
"Malí simplemente no puede permitirse cancelar la próxima
temporada de siembra", enfatizó.
Según la FAO, se calcula que dos millones de personas en el país
de África occidental sufren inseguridad alimentaria.
Precisó que la mitad de ellos están en el norte, pero que los
efectos persistentes de la crisis de seguridad alimentaria y
nutricional de 2011-2012 han provocado que otro millón más de
personas en el sur estén en situación de inseguridad alimentaria.
La FAO recordó que más de 400 mil personas han huido de sus
hogares desde que estalló el conflicto en el norte de Malí el año
pasado, lo que agrava la crisis preexistente.
"Muchos de los desplazados son campesinos; permanecen en
campamentos de refugiados o familias de acogida en Mauritania,
Burkina Faso y Níger. Otros pequeños campesinos han ido
temporalmente al sur, lo que supone una mayor presión sobre los
recursos alimentarios locales", anotó.
Resaltó que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) trabaja para
suministrar alimentos de emergencia a los desplazados, con ayuda a
unas 564 mil personas en Malí y países vecinos.
Berthé y Graziano da Silva destacaron asimismo que además de esta
ayuda de emergencia, también es una necesidad vital lograr que
arranque la producción local de alimentos antes de la próxima
temporada agrícola, que se extiende de mayo a julio.
La FAO ha solicitado cerca de 12 millones de dólares en ayuda
humanitaria para asistir a 490 mil familias, no sólo frente a los
impactos de las sequías pasadas, sino también para construir medios
de subsistencia más sólidos y sistemas agrícolas más resistentes a
través de un amplio abanico de apoyo agrícola y ganadero.
El organismo calcula que se necesitan 10 millones de dólares
adicionales para ayudar a los nuevos desplazados, repatriados y
familias de acogida en Malí.
El conflicto ha afectado la capacidad de la FAO para vigilar los
movimientos de la langosta en Malí.
Berthé y Graziano da Silva insistieron en reanudar ya las
actividades de vigilancia, a fin de prevenir cualquier brote
potencial de la plaga después de las lluvias de verano.