Entre esos lugares, ante los cuales hay que quitarse el sombrero,
está el municipio villaclareño de Placetas, una verdadera escuela
para todo el país en eso de producir carne de cerdo, además de ser
pionera en Cuba en la aplicación de varias tecnologías como los
convenios comerciales de ceba al destete o el empleo de alimentos
alternativos como el yogur de yuca, boniato o malanga, por solo
citar algunos ejemplos.
Baste decir que ese territorio es capaz de entregar en un año,
más carne que determinadas provincias o algunos municipios. Así por
ejemplo, en el 2012 la producción total de la Villa de los Laureles
será superior a las 3 100 toneladas de carne, cifra que los ubica,
junto a Palmira, en Cienfuegos, y Yaguajay, en Sancti Spíritus, como
los máximos aportadores del país.
Gracias a la voluntad y sapiencia de los placeteños, Villa Clara,
será también la provincia que más contribuirá a la industria al
entregar más de 12 mil 600 toneladas, además de constituir la máxima
productora del país, según expresó Alexei Gobea García, director de
la Empresa Porcina en el territorio.
De acuerdo a los criterios del directivo, son varios los
territorios destacados en la actividad porcina, entre los cuales
menciona a Manicaragua, Santa Clara y Encrucijada, sin embargo
reconoce la cultura adquirida por los placeteños, de ahí sus buenos
resultados.
Al médico veterinario José Ramírez González deben los
porcinicultores placeteños gran parte de sus logros. Su pasión por
la tarea lo ha convertido en un verdadero experto en el tema de
procrear y hacer engordar los cerdos.
No hay un campesino, presidente de cooperativa o productor que no
reconozca en Pepe, como todos lo llaman, a su principal asesor.
Hombres como Osvaldo Ponce, Orelvis Peñate o Santiago Cuéllar, por
solo citar algunos, coinciden en afirmar que sin el apoyo y la
constancia de José "otro gallo cantaría" en el municipio.
Gracias a su desvelo y al compromiso logrado con los campesinos,
fue precisamente allí por donde se inicio en el país la modalidad de
convenios de ceba al destete, una verdadera revolución en la
producción porcina, al disminuir considerablemente las muertes e
incrementarse los volúmenes de entrega.
"Antes de iniciar esa experiencia, morían o eran desechados cerca
de un 10 % de los cerditos, en cambio, en estos momentos la cifra de
animales que no se logran resulta insignificante", refiere Ramírez,
quien destaca, además, que por esa vía cada animal criado ahorra a
la economía más de cien kilogramos de pienso, si se compara con
otros criados en cebaderos.
Destaca el experto, que fue allí donde con mayor fuerza comenzó
el empleo del llamado yogur de yuca, luego extendido también al
boniato y a la malanga, una experiencia que ha permitido ahorrar
importantes volúmenes de pienso y paliar los frecuentes baches en el
suministro de ese producto.
"Aquí no hay productor que no tenga incorporado a su cultura la
siembra de alimentos alternativos como la yuca INIVIT Y- 40, u otras
variedades de alto rendimiento, para adicionarla a la dieta de los
cerdos, además de otros cultivos como la soya, el girasol, el sorgo
y, últimamente, el frijol caupí", los que aportan energía o
proteína, asegura Pepe.
Pero nada de esto hubiera podido lograrse sin una adecuada labor
extensionista entre los propios productores, labor en la que el
médico ha constituido un baluarte, explica Alexei Gobea, quien
pondera la manera en que las experiencias han sido transmitidas de
un campesino a otro, e incluso a los porcinicultores de otras
provincias, cientos de los cuales han convivido durante varios días
en las propias casas de los labriegos placeteños, aprendiendo de sus
procederes.
En materia de contratos, si bien aún son perfectibles, el hecho
de que las cooperativas pacten directamente sus productores, ha
significado un paso de avance sustancial, según reconoce Olivia
González Cheng, la presidenta de la CCS Horacio Rodríguez, una
entidad que produce más que ninguna otra, al entregar unas 900
toneladas de carne cada año.
Según Olivia, otro elemento clave, en el caso de Placetas, ha
sido la vinculación directa de los técnicos integrales a las
cooperativas, lo cual ha repercutido en la disminución de la
mortalidad y en el mejoramiento genético de la masa.