Desde Haití

Dos partos por casualidad

Leandro Maceo Leyva, enviado especial

Llegué a la sala de parto del Hospital Comunitario de Referencia de la comunidad de Grand Goave como parte de un recorrido por la instalación. Me recibió el doctor guantanamero Giorbis Watson Veola, especialista en Ginecología y Obstetricia, quien lleva 23 meses en Haití prestando sus servicios como integrante de la Brigada Médica Cubana (BMC), de ellos, los seis últimos en Grand Goave. Gracias a la casualidad, mientras conversaba con él, dos de las cinco pacientes haitianas que allí se encontraban dieron a luz.

Foto del autorEl doctor Watson sostiene en sus brazos a una pequeña que junto a su madre fueron salvadas de una eclampsia.

La primera no alcanzó a llegar a la mesa de parto. Hubo que asistirla en la cama donde aguardaba por el momento oportuno para traer a su bebé al mundo. La segunda, después de un proceso algo engorroso y casi sin fuerzas logró caminar hasta el salón, para con la ayuda de un equipo de médicos cubanos y haitianos, tener un parto natural al igual que su compañera de sala.

"En Haití no existe una atención prenatal eficiente ni una cultura sanitaria favorable. Asimismo, la enfermedad hipertensiva del embarazo es muy frecuente y la comunidad de Grand Goave no escapa a ello", refiere Watson. "El estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo es la eclampsia (aparición de convulsiones o coma durante el embarazo en una mujer después de la vigésima semana de gestación, el parto o en las primeras horas del puerperio sin tener relación con afecciones neurológicas), la cual —de no ser tratada a tiempo— la paciente fallece al igual que el bebé.

"A pesar de las medidas tomadas por cubanos y haitianos para disminuir la incidencia de los estados graves, con frecuencia llegan pacientes convulsionando, para lo cual existe en el hospital un equipo médico y de enfermería capaces de brindarles los cuidados necesarios. En el último semestre hemos tenido 17 casos de eclampsia y ninguna paciente ha fallecido, todas se han ido felizmente con su niño en los brazos.

"Nosotros realizamos una atención prenatal a través de consultas a embarazadas con una frecuencia de dos veces por semana en la cual vamos siguiendo a la paciente, pero en ocasiones hay muchas que no asisten, quienes luego nos llegan en muy malas condiciones. Generalmente las que seguimos, cuando vienen a parir no tienen ningún tipo de complicaciones".

Junto a Watson trabajan dos enfermeras obstetras de manera permanente, mientras otras rotan por la sala en su día de guardia. De vital importancia resulta la parte intensiva que sigue el posoperatorio inmediato, para lo cual el binomio médico-enfermera es esencial.

Además de las protagonistas de esta historia, otras dos haitianas tuvieron la suerte de ver aquella mañana a su hijo nacer de su vientre sano y salvo, lo cual fue posible por la asistencia del equipo que comanda Watson, a quien con certeza, estas madres no olvidarán.

 

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