Así lo expresó el Máster en Ciencias Geográficas Carlos Rodríguez
Otero, investigador del Instituto de Planificación Física, al
intervenir en el panel Los peligros climáticos y los impactos sobre
la zona costera, efectuado dentro de las sesiones de trabajo del IX
congreso de Ciencias del Mar MARCUBA 2012, que reunió en La Habana a
especialistas de Estados Unidos, México, Colombia, Costa Rica,
Venezuela, Chile, Brasil, Noruega y otros países.
Para lograr tal propósito, aseveró, es necesario trabajar no solo
en la protección de los ecosistemas de manglares y crestas de
arrecifes coralinos que constituyen barreras naturales de contención
al avance del mar, sino también en el estricto cumplimiento de las
regulaciones territoriales emanadas del sistema de planificación
física, dirigidas a evitar la construcción de nuevas inversiones en
zonas del litoral altamente amenazadas.
Otros pasos a ejecutar son la retirada de viviendas y
asentamientos hacia localidades más seguras con soluciones
económicas viables, incluir en todo programa de desarrollo las
medidas de adaptación al cambio climático, disponer de sistemas de
drenaje más eficientes y promover acciones de reforestación.
Según los resultados de las investigaciones contenidas en las
primeras etapas del proyecto Evaluación del impacto y la
vulnerabilidad de los asentamientos costeros por efectos del cambio
climático y eventos meteorológicos extremos para los años 2050 y
2100, al finalizar el presente siglo un total de 577 comunidades
cubanas estarán expuestas a sufrir inundaciones temporales de
diferentes magnitudes, debido a la surgencia y el fuerte oleaje
ocasionados por el azote directo o indirecto de huracanes de gran
intensidad.