La explosión en la mina neozelandesa Pike River, que provocó la
muerte a 29 trabajadores en noviembre de 2010, ocurrió por
negligencia empresarial y falta de control del Ministerio del
Trabajo, aseguró el primer ministro, John Key.
El estallido pudo ser evitado si las autoridades hubiesen
desempeñado su cometido con responsabilidad, indicó Key en rueda de
prensa divulgada por la televisora local TVNZ.
Las autoridades implicadas aceptaron su culpabilidad en la
tragedia de la mina de carbón, cerca de Greymouth, en la Isla Sur,
que le costó el cargo a la entonces ministra de Trabajo Kate
Wilkinson, recordó el político.
La Comisión Oficial de Investigación criticó a la compañía Pike
River por construir una mina insegura y sin suficiente capacitación
para el personal.
Mientras que el Ministerio del Trabajo permitió la edificación
del sitio a pesar de las advertencias y las conclusiones sobre
accidentes mineros previos.
El portal Fairfax NZ News agregó que los sistemas de ventilación
y drenado de metano de la mina resultaron insuficientes, y la
instalación de un ventilador subterráneo fue un error, porque no
estaba a prueba de grande movimientos.
Mineros de entre 17 y 62 años fallecieron por traumatismos,
quemaduras o asfixia después de la explosión que los sepultó a 2,5
kilómetros de profundidad dentro de la galería, carente de otro
acceso alternativo.