El
Ejército de Estados Unidos ha impuesto desde el viernes un toque de
queda nocturno a todos sus efectivos estacionados en Japón tras la
detención esta semana de dos miembros de la Marina acusados de
violar a una mujer en la provincia de Okinawa (sur).
Es la primera vez que Estados Unidos ejecuta una orden de este
tipo en suelo nipón, según explicaron fuentes del Ministerio de
Asuntos Exteriores de Japón a la agencia Kyodo.
La orden restringe, entre las 23.00 y las 05.00 horas todos los
días de la semana la salida de las instalaciones castrenses de todo
el personal militar, incluidos aquellos que se encuentren de manera
temporal en Japón, explicó en una rueda de prensa el comandante de
las fuerzas estadounidenses en el país asiático, Salvatore Angelella.
Angelella, que se disculpó personalmente "por el dolor y el
trauma que ha sufrido la víctima y por el enojo que ha provocado
entre la gente de Okinawa", aseguró que las Fuerzas estadounidenses
incluso llevarán a cabo una revisión de los permisos solicitados por
sus integrantes en Japón.
El pasado martes, las autoridades niponas arrestaron a dos
marinos estadounidenses acusados de violar esa misma mañana a una
mujer japonesa de entre 20 y 30 años, un suceso que el primer
ministro nipón, Yoshihiko Noda, y otros miembros del Ejecutivo
central y del Gobierno provincial de Okinawa han condenado con
dureza.
Los militares se hallaban de paso en la isla principal de
Okinawa, dado que ambos están estacionados en la base aérea y naval
de Fort Worth, en el estado de Texas.
EEUU mantiene en Japón cerca de 48.000 soldados desde el fin de
la II Guerra Mundial, de los cuales más de la mitad están
desplegados en Okinawa, que alberga el 75 % de las instalaciones
militares de Washington en el archipiélago.
La población de la provincia ha protestado durante años por el
excesivo despliegue militar en sus islas y los riesgos para la
seguridad ciudadana que implica la cercanía de bases aéreas a zonas
muy pobladas, así como por los crímenes cometidos por miembros de
las Fuerzas Armadas estadounidenses en la región.
El más grave tuvo lugar en 1995 cuando tres soldados de una base
de Okinawa secuestraron y violaron a una niña de 12 años.