Unos
200 millones de jóvenes que abandonaron sus estudios primarios en
los países en desarrollo necesitan vías alternativas para
capacitarse y encontrar un empleo digno, advirtió hoy la UNESCO.
En el informe Los jóvenes y las competencias, precisa la
Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura que muchos de ellos viven en condiciones de pobreza en las
ciudades o en comunidades rurales remotas.
El estudio realizado en 200 países y territorios demuestra que en
el mundo más del 12,5 por ciento de la población comprendida entre
los 15 y 24 años está desempleada y 25 por ciento desempeña labores
que la mantienen en el umbral de la pobreza o por debajo de ella.
Estamos presenciando el surgimiento de una joven generación
frustrada por el desajuste crónico que se da entre la adquisición de
competencias y las exigencias del mercado laboral, afirmó la
directora general de la UNESCO, Irina Bokova.
De acuerdo con Bokova, la mejor respuesta a la crisis económica y
el desempleo es garantizar que los jóvenes puedan adquirir la
formación pertinente para ingresar en el mundo de trabajo con
confianza en sí mismos.
Según la UNESCO, en la actualidad un individuo necesita finalizar
como mínimo el primer ciclo de enseñanza secundaria para obtener los
conocimientos necesarios que le permitan encontrar empleos
decorosos. Los países, señala el texto, deben invertir en la
formación de los jóvenes, teniendo en cuenta que cada dólar gastado
en la educación de una persona rinde entre 10 y 15 veces más, en
términos de crecimiento económico.
El informe de seguimiento de la Educación para Todos estima que
en las naciones en desarrollo se necesitan unos ocho mil millones de
dólares anuales para lograr la escolarización universal en el primer
ciclo de la enseñanza secundaria.
A ellos se añadirían otros 16 mil millones de dólares requeridos
cada año para conseguir la universalización de la enseñanza
primaria.
Sin embargo, hay síntomas preocupantes de que el ritmo de la
ayuda internacional al sector educativo se está desacelerando,
declaró Pauline Rose, directora del informe.
De acuerdo con Rose, los gobiernos, los países y organismos
donantes deberían encontrar las energías y los recursos financieros
requeridos para ayudar a los jóvenes a adquirir las competencias que
tanto ellos, como sus países, reclaman con apremio
.