Una
jueza condenó hoy a un teniente del Ejército de Colombia a 60 años
de cárcel por el asesinato y violación de tres hermanos menores de
edad en octubre de 2010, hechos ocurridos en una zona rural del
departamento de Arauca, vecino a Venezuela, informaron fuentes
judiciales.
La misma jueza había hallado culpable al militar, el teniente
Raúl Muñoz Linares, el pasado 27 de agosto y hoy impuso la máxima
condena permitida por la legislación penal colombiana. La jueza 27
de Conocimiento, Martha Artunduaga, concluyó que las pruebas contra
el oficial fueron "sólidas y contundentes".
El 14 de octubre de 2010 los padres de los tres niños denunciaron
que éstos habían desaparecido de su domicilio en la zona rural de
Tame. Yenni, de 14 años; Yimmy, de 9, y Yefferson Torres, de 6 años,
aparecieron degollados y con signos de tortura en una fosa común,
situada a cien metros de donde acampaba un grupo de militares
adscritos a la Octava División del Ejército.
Unos días después Muñoz Linares admitió haber abusado sexualmente
de dos niñas en zonas rurales de Tame, pero no reconoció el
homicidio de una de ellas.
Tras el triple homicidio, por aquellos días de octubre de 2010,
"y por fallas en el ejercicio del mando y control de las tropas",
fueron relevados de su cargo los oficiales de la Octava División del
Ejército, los coroneles Germán Belalcázar y James Pineda, así como
el mayor James Granados y el mismo subteniente Muñoz.
Además fueron relevados el sargento Luis Giovanni Torrijos y los
cabos Juan Esteban Sánchez y Robinson Castro. La madre de una niña
de 13 años denunció ante la Fiscalía que el 2 de octubre del mismo
año un militar violó a su hija en Flor Amarillo, también zona rural
de Tame.
El militar fue detenido varias semanas después como presunto
responsable de los hechos, cuya investigación fue asumida por la
jueza Gloria Constanza Gaona, titular del Juzgado Penal del Circuito
de Saravena, población vecina a la de Tame, quien fue asesinada a
tiros el 22 de marzo pasado en una calle de la primera localidad.
El Gobierno y la apoderada de la familia de los niños muertos
pidieron a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que trasladara el caso
a Bogotá, lo que fue autorizado a comienzos de abril de 2011.