El último de los 33.000 soldados estadounidenses adicionales
enviados a Afganistán por el presidente Barack Obama hace más de
tres años, se retiró del país.
El aumento de las fuerzas estadounidenses estaba dirigido a
replegar al Talibán, lo que le daba tiempo a los afganos de tomar
las riendas de la seguridad de su propio país.
Aún quedan cerca de 70.000 militares en zonas donde los
comandantes de la Alianza Atlántica (OTAN) están confrontando un
incremento en los ataques a sus tropas por soldados rebeldes
afganos.
Como consecuencia, la OTAN está reduciendo algunas operaciones
conjuntas con efectivos afganos.