Reunidos en el Centro de Convenciones de Cojímar, en La Habana,
juristas de todo el país y representantes de las instituciones,
órganos y organismos de la sociedad civil cubana evaluaron la marcha
de este sistema —que cuenta ya con 12 años de implementado— y
debatieron sobre cómo perfeccionarlo y adaptarlo a las
transformaciones del modelo económico y social que vive el país.
Ferro avaló la efectividad de los mecanismos de control de
aquellas personas sujetas a sanciones que no implican internamiento
en establecimientos penitenciarios.
Solo una de cada diez personas que participan en este sistema son
revocados, y se remiten a las prisiones, mientras la gran mayoría
cumple su sanción, precisó.
Entre las ventajas de este modelo citó que propicia la
participación de toda la sociedad en la rehabilitación de este
sensible segmento de población y "las prisiones se reservan para las
formas más graves y agresivas de delitos".
La incorporación de los sancionados al trabajo como derecho,
deber y necesidad social fue otro de los asuntos examinados,
especialmente de cara a los cambios introducidos en este sector por
la actualización del modelo económico.
El 97,3 % de todas las personas controladas están vinculadas
laboralmente y "gozan de los mismos beneficios sociales que el resto
de los trabajadores", con la única diferencia de las peculiaridades
que establecen sus sanciones, indicó Ferro.
El 64,8 % labora en centros estatales y el resto en fórmulas no
estatales, entre las que destaca el trabajo por cuenta propia.
Esta modalidad, en pleno aumento, ha sido un reto asumido de
manera integral en los distintos territorios.
Mirelys Reyes, jueza de ejecución en el municipio de Florida,
Camagüey, dijo que algunos sancionados buscan subterfugios para
engañar a la autoridad, como carboneros que no producían un tizón,
sino que se dedicaban a revender, o desmochadores que nunca habían
subido una palma. A esto se ha respondido con un trabajo de control
sistemático y profundo, aseguró.
También dijo que se han implementado medidas especiales para
controlar labores por cuenta propia con ciertas complejidades como
los vendedores ambulantes, a quienes se restringió a un solo Consejo
Popular para poder supervisarlos.
Uno de los principios fundamentales de este sistema es crear un
"traje a la medida" para cada sancionado, que tome en cuenta las
características del caso, los antecedentes sociales, el tipo de
sanción y el contexto del territorio, enfatizó Ferro.
Asimismo, coincidieron varios panelistas, la clave para el éxito
está en utilizar todas las potencialidades del proyecto social
socialista cubano, y fortalecer la institucionalidad para que cada
cual cumpla con su misión.
El presidente del Tribunal Supremo refirió que Cuba está en la
vanguardia mundial en el cumplimiento de las "Reglas mínimas de las
Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la libertad",
protocolo establecido en Tokio en 1990.