La
Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) nos dieron la
posibilidad de sentirnos con iguales deberes y derechos, sin perder
la feminidad, es la esencia del criterio de muchas cubanas, cuando
se les pregunta por la importancia de un día como hoy.
Y es que tenemos una organización que preserva la Revolución, en
cuyo contexto han tenido lugar nuestros más significativos
progresos.
Fue creada el 23 de agosto con el Comandante en Jefe Fidel Castro
como máximo inspirador y la guía de su presidenta, Vilma Espín
Guillois.
La FMC congregó a todas las agrupaciones femeninas
revolucionarias, que hasta entonces existían en el país. Sus
acciones posibilitaron la superación constante, el desempeño en
diferentes profesiones y oficios, además de garantizar la ascendente
integración de las cubanas a la vida social, política y económica
del país.
El apoyo a la escuela, a la Salud; al quehacer de prevención y
atención social, la ayuda a organizaciones hermanas en distintas
latitudes, el trabajo comunitario y las Casas de Orientación a la
Mujer y a la Familia, son algunas de las tareas acometidas por la
organización.
Cincuenta y dos años, coronados por el papel que desempeña la
mujer cubana en la sociedad, no esconden las insatisfacciones de la
organización, la cual adquiere hoy nuevos compromisos e invita a
reflexionar sobre su misión actual.
Más de cuatro millones de cubanas integran actualmente la FMC,
que tiene como principal reto en esta hora contribuir al
perfeccionamiento y actualización del modelo económico cubano; y
asumir nuevas formas de trabajo que permitan parecerse a sus mujeres
en los momentos actuales.
Hallar nuevos escenarios para escuchar más a las jóvenes y las
amas de casa, y estrechar los vínculos con los centros laborales
donde prime la presencia femenina, en virtud de conocer sus
preocupaciones y necesidades, está entre las prioridades de la
organización.
El ejemplo de Vilma es incentivo para cumplir el deber de la
Federación: velar por la continuidad de estudios de las muchachas e
inculcar la necesidad que tiene el país de técnicas de nivel medio y
obreras calificadas, incluidos los oficios no tradicionales para el
género. Lograr que las mujeres sean promovidas a cargos de dirección
a diferentes niveles, e incrementar su presencia en la agricultura,
en especial en la producción de alimentos, devienen igualmente
tareas de primer orden.