España
vive un intenso debate sobre su servicio de salud. El calendario
avanza hacia el 1 de septiembre, día en que entrará en vigor en su
totalidad la reforma sanitaria. Y paralelamente se va gestando una
rebelión sanitaria. Las organizaciones de médicos se oponen a las
nuevas restricciones para atender a inmigrantes sin papeles,
estipuladas en la nueva normativa.
"En la nueva legislación se excluye la atención a este
colectivo", le explica a BBC Mundo el doctor Salvador Tranche, quien
además de atender pacientes en el Centro de Atención Primaria El
Cristo en Oviedo (Asturias) es secretario de la Sociedad Española de
Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc).
La institución, que agrupa al 65% de los médicos de familia
españoles, lanzó una campaña para que médicos de cualquier
especialidad se declaren objetores de conciencia. Es decir,
ignorarán la parte concreta del Real Decreto 16/2012 que tiene que
ver con los indocumentados, que se calculan en más de 150.000 en
toda España. "Vamos a seguir atendiendo a estas personas", asegura.
Más de mil objetores
Más de 1.000 médicos ya han rellenado el formulario en la web de
la Semfyc. En él los galenos manifiestan su "voluntad de querer
ejercer la objeción de conciencia" contra la normativa "que deja sin
prestación sanitaria a personas que hasta ahora habíamos atendido en
nuestras consultas".
Tranche explica que no buscaron llegar a esta situación. Primero
intentaron lograr que el Ministerio de Sanidad, que dirige Ana Mato,
modificara su postura. Al no recibir respuesta, decidieron avanzar
en esta iniciativa de desobediencia civil.
Pero no son los únicos. Otro ejemplo es la plataforma Yo Sí
Sanidad Universal, que también llama a la objeción, no sólo a
médicos, sino a todos los profesionales de la salud.
Mientras, desde el Gobierno se encargan de remarcar que los
indocumentados podrán seguir haciendo uso del servicio de urgencias.
"El problema es que un enfermo crónico necesita un tratamiento
continuo", explica Tranche refiriéndose a enfermos de sida, cáncer o
que necesitan diálisis.
Pocas semanas después de conocerse la reforma se publicó en el
diario El País una carta escrita por un médico especialista en HIV.
El doctor Federico Pulido escribía: "Ahorraremos algo de dinero de
nuestras maltrechas cuentas dejándoles morir, pero no nos importará
porque son ilegales".
Fue uno de los primeros llamados de atención desde el sector
médico. "Hice esa carta porque me parecía justo que la leyeran los
responsables que están tomando estas medidas sin ningún criterio
médico, sin ningún criterio social, sin ningún criterio humano, sólo
con criterio económico", le dice Pulido a BBC Mundo.
Sin embargo, hoy cree que ni siquiera en lo económico tiene
lógica la norma. "Está mal valorado. No han mirado más allá del
ahorro directo. Se va a terminar pagando más a largo plazo y con más
personas infectadas", explica.
Sin ahorro y más enfermos
El Grupo de Estudio de Sida de la Sociedad Española de
Enfermedades Infecciosas, que hasta hace poco presidía Pulido,
realizó un estudio sobre las consecuencias de dejar de atender a sin
papeles.
Las previsiones más conservadoras, según las conclusiones,
estiman un incremento de entre 27 y 50 fallecidos y de 324 a 580
nuevas personas infectadas durante el primer año de retirada de la
medicación a los inmigrantes en situación irregular infectados por
el HIV.
El ahorro teórico de la medida se puede ver contrarrestado por el
gasto en derivado del mayor número de internaciones hospitalarias y
el incremento de personas infectadas, sentencian los profesionales.
Pulido también subraya que abandonarlos es perjudicial para ellos
y para la sociedad en su conjunto, ya que al no tratarse por
enfermedades infectocontagiosas habrá "más personas infectadas" de
HIV, tuberculosis y sífilis. "Quien ha hecho esa medida no se ha
parado a mirar las consecuencias", opina.
Y su opinión parece estar respalda por estudios recientes. "Se ha
demostrado que (el tratamiento contra el HIV) disminuye el riesgo de
transmisión por vía heterosexual en un 96%", explica a modo de
ejemplo. Con desánimo confiesa: "Nunca pensé ver esto. Es un paso
atrás horroroso".
La institución madre de los médicos del país es el Consejo
General de Colegios de Médicos de España. Y su postura va en la
misma línea. "Nos hemos posicionado en el sentido que establece el
código de ética y que habla del deber que tiene el médico de atender
a todo tipo de pacientes", explica a BBC Mundo Serafín Romero,
secretario del Consejo.
Desde el Consejo intentaron frenar la reforma solicitando al
Defensor del Pueblo que interponga un recurso de
inconstitucionalidad, pero no prosperó.
Romero también se muestra en contra de obligar a los sin papeles
a contratar un seguro para tener cobertura, como está previsto en el
Real Decreto. "No tiene posibilidad y además es una forma de
privatizar la atención", sostiene.
Incertidumbre
Días atrás el director general de la Cartera Básica de Servicios
del Sistema Nacional de Salud y Farmacia, Agustín Rivero, aseguró en
declaraciones a Radio Nacional de España que los inmigrantes
irregulares serán atendidos cuando lo necesiten y que "se le enviará
la factura al país de origen".
Otros representantes del gobernante Partido Popular (conservador)
declararon que los tratamientos de enfermos crónicos están
garantizados.
Pero los médicos desconfían de estas declaraciones. La razón es
que no están reflejadas en ningún texto legal. "Existe incertidumbre
e indefinición", dice Romero. Pero no pierde las esperanzas de que
la presión de los colegios de médicos y las sociedades científicas
acabe por modificar la postura oficial.
(Tomado de BBC Mundo)