En su medio siglo de vida

Monumento a la Defensa Civil

Roberto Torres Barbán

Foto: Ismael BatistaTal parece que las esculturas de gran formato apuestan por acaparar los principales atractivos del costero poblado de Casa- blanca, donde a solo unos pasos del legendario Cristo de La Habana, se erige ahora una nueva obra. Se trata del Monumento a la Defensa Civil, que por los 50 años de esa institución y en su propia sede ha erigido Andrés González González (Pinar del Río, 1957), graduado del moscovita Instituto Superior de Arte Surikov, y quien es, además, autor del Martí acusador, ubicado en la Tribuna Antimperialista.

Varios aditivos impermeabilizantes se utilizaron para evitar la corrosión de esta obra, que ante el visitante se vuelve violenta a un primer golpe de vista. Precisamente, porque en su mezcla de códigos visuales el autor conjuga lo mismo un movimiento telúrico, vientos huracanados o un mar embravecido, con brazos unidos, que insinúan la necesaria calma y unidad con que el hombre prevé y minimiza los efectos de los desastres naturales.

Quien con mirada más acuciosa, observe detenidamente el Monumento¼ encontrará —en sus siete metros de altura, cinco de ancho y tres de profundidad— la duda razonable de quien no sabe si se enfrenta a la violencia meteorológica o a la respuesta ante ella. El propio autor asegura que lo más difícil durante el proceso creativo fue lograr conjugar una escultura que simbolizara el contraste existente entre la fuerza bruta de la naturaleza y la solidaridad humana.

El Monumento a la Defensa Civil se erige hoy novedoso y voluptuoso al lado del Cristo de La Habana. Su esencia: la solidaridad y ayuda al interior de un mismo pueblo en legítima autodefensa ante ese amigo con doble personalidad que es el clima.

 

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