El
Ministro de Relaciones Exteriores de Australia, Bob Carr, rechazó la
idea de que EE.UU planea la extraditación del director de Wikileaks,
Julian Assange, por cargos derivados de la obtención de información
clasificada por parte del portal, sin embargo, cables diplomáticos
desclasificados australianos contradicen lo dicho por Carr.
De acuerdo al The Sydney Morning Herald, los cables revelan que
la embajada australiana en Washington informó en febrero que "la
investigación de EE.UU. sobre la posible conducta delictiva del Sr.
Assange ha sido constante durante más de un año".
La embajada australiana identificó una amplia gama de cargos
criminales que los Estados Unidos podría entablar en contra de
Assange, incluyendo espionaje, conspiración, acceso ilegal a
información confidencial y fraude informático.
Otra información que se desprende, de los cables, es que
"diplomáticos australianos esperan que los cargos contra Assange
sean cuidadosa y estrictamente definidos, en un esfuerzo por evitar
conflictos con las disposiciones sobre libertad de expresión de la
Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU".
Informan también que el gobierno australiano considera la
posibilidad de la extradición tan suficientemente probable que,
desde Canberra (capital de Australia), el señor Kim Beazley
(embajador australiano en Estados Unidos) buscó asesoría de alto
nivel en EE.UU. sobre "la dirección y el resultado probable de la
investigación" y "reiteramos nuestra solicitud de asesoramiento
temprano sobre cualquier decisión de acusar o solicitar la
extradición de Assange", afirman los cables.
Según el rotativo, "la embajada australiana en Washington ha
hecho el seguimiento de una investigación de los Estados Unidos. por
espionaje, dirigida a Assange durante más de 18 meses" y que
informes para la Primera Ministra de Australia, Julia Gillard, y el
Senador Carr también sugieren que el gobierno no tiene, en
principio, objeciones a la extradición.