La Radio Cubana es y está. El 22 de agosto de 1922 lanzó su
primera señal sostenida desde La Habana, aunque deba reconocerse el
aporte de otros adelantados en la Isla. Un hecho: las transmisiones
experimentales hacia 1912 del ingeniero norteamericano Frank H.
Jones en el central Tuinicú, cerca de Sancti Spíritus, quien operó
una planta de chispas de dos kilovatios. Otro: la aventura del
español aplatanado Manolín Álvarez, caibarienense por adopción, que
en 1920, de cuando en vez, lograba poner al aire su voz y una
obertura musical.
Pero fue el veterano del Ejército Libertador, Luis Casas Romero,
junto a su hijo, el que consiguió que la planta 2LC transmitiera una
señal con todas las de la ley: llamada de atención a los posibles y
escasísimos radioescuchas a la hora del cañonazo, la simulación del
tic tac de un reloj, la lectura del parte meteorológico y algo de
música.
Por largos años, la historia oficial menoscabó el acto inaugural
de Casas Romero, al atribuirle el nacimiento de la radio a la
apertura, dos meses más tarde, a la PWX, propiedad de la mal llamada
Compañía Cubana de Teléfonos.
Afortunadamente, la verdad se impuso y hoy celebramos, con el
recuerdo de Casas Romero y su 2LC, nueve décadas de una saga de
realidades y asombros, cuya memoria no debe ser olvidada.
En nombre de esa memoria se asoman a estas líneas Alejo
Carpentier, Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso, Dora Alonso,
Félix B. Caignet, Enrique Núñez Rodríguez, Iris Dávila y otros
muchos intelectuales que contribuyeron a que la radio fuera un medio
artístico apreciable; aquellas y aquellos que hicieron que entre no-sotros
tuviera lugar el parto genérico de la radionovela; los cientos de
músicos que hallaron en los estudios la posibilidad por excelencia
para promover sus creaciones; los locutores que se convirtieron en
una presencia familiar en los hogares; los actores y las actrices a
los que la gente ponía un rostro diferente al que tenían; los
narradores deportivos que describían con pasión cada jugada en el
terreno; los periodistas que, como Guido García Inclán, pusieron las
manos en el fuego por la dignidad.
Memoria singular la de un medio que antes de la medianía del
siglo pasado contaba con una emisora especializada en noticias y en
seguir el paso de las horas, minuto a minuto, y otra para la
difusión exclusiva de la música de concierto.
Y que para luchar y honrar la libertad, transmitió desde el 24 de
febrero de 1958 los aires insurreccionales desde la Sierra Maestra,
cuna de la Radio Rebelde, fundada por el Che bajo la orientación de
Fidel.
Variada e intensa es la programación actual de la Radio Cubana,
pero su denominador común para por la aspiración de reflejar en sus
espacios los valores políticos, ideológicos y éticos de la sociedad
que construimos, y proyectar sus emisiones de manera que estén al
servicio de los conocimientos, la cultura y la recreación de todos
los ciudadanos.
Noventa años después la Radio Cubana, de San Antonio a Maisí sin
olvidar la Isla de la Juventud, es suma de talentos y vocaciones,
fuente de identidad e irreductible compromiso.