Un juez militar libanés ordenó arrestar a un ciudadano sirio
acusado de traficar armas hacia su país, mientras el presidente
Michel Suleiman subrayó que el Ejército está capacitado para detener
incursiones armadas en la frontera norte.
La agencia oficial de información NNA precisó que un magistrado
vinculado al Ejército imputó a Mohammad Khoder Rahme el delito de
contrabando de armas hacia Siria, cargo que también afectó a siete
libaneses en la misma causa.
Según la información, los libaneses son oriundos del poblado
norteño de Aarsal, fronterizo con el vecino país y utilizado con
frecuencia por grupos que apoyan a la oposición armada contra el
gobierno del presidente sirio, Bashar Al-Assad.
En declaraciones difundidas hoy por el periódico As-Safir, el
presidente Suleiman señaló que el incremento del despliegue del
Ejército nacional en la región septentrional libanesa tiene como fin
impedir cualquier incursión militar siria.
Igualmente, el mandatario descartó que el Líbano esté en peligro
de involucrarse en una nueva guerra civil como resultado de la
actual crisis en el país vecino, al tiempo que aseguró que el
opositor Ejército Sirio Libre no opera desde suelo libanés.
Ninguno de los problemas de seguridad que ocurren en el Líbano
constituyen un peligro (de guerra civil), pues no hay demandas
políticas de las facciones enfrentadas y, por lo tanto, los
incidentes permanecen bajo control, valoró el gobernante árabe.
Partidarios del bloque prooccidental 14 de Marzo, que lidera el
exprimer ministro Saad Hariri (musulmán sunnita), respaldan a la
oposición armada contra Al-Assad y promueven el suministro de armas
y otros apoyos logísticos a través de la frontera común.
En cambio, los seguidores del movimiento de resistencia chiita
Hizbulah (Partido de Dios), que encabeza la actual coalición
gobernante, se identifican con el presidente sirio, que pertenece a
la secta alawita, una ramificación del Islam chiita.
Los choques más violentos en el país entre ambos bandos se
registraron meses atrás en la ciudad portuaria de Trípoli, la
segunda urbe libanesa habitada mayoritariamente por sunnitas y una
minoría chiita alawita, reportó Prensa Latina.