Remisos para declarar

PASTOR BATISTA VALDÉS

La incongruente postura adoptada por poco más de 500 contribuyentes en Las Tunas no solo ha puesto a directivos, funcionarios y trabajadores de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) en guardia para exigir por el cumplimiento de las obligaciones con el fisco.

 Foto del autorCuando se crean todas las condiciones para ese trámite, nada justifica la morosidad o el incumplimiento.

A esa cifra, aproximadamente, asciende la cantidad de ciudadanos que no comparecieron entre el 1ro. de enero y el 30 de marzo a las oficinas correspondientes para realizar la declaración jurada de sus ingresos como resultado del trabajo o actividad que realizan por cuenta propia.

¿Desconocimiento, falta de información, descuido, negligencia, indisciplina... ?

Aunque pueda haber "de todo un poco", especialistas de la ONAT opinan que en la base de ese fenómeno (no precisamente típico de la provincia) predominan las tres últimas causas.

"Debimos insistir más de lo habitual por los medios de difusión masiva y otras vías —medita Marisol Hernández Martínez, directora provincial de la ONAT—; nunca será demasiado cuanto hagamos para informar, quizás nos confiamos un poco, pero es obvio que aquí se manifiesta un problema de disciplina, porque todos los contribuyentes saben que deben realizar su declaración jurada, conocen el periodo fijado para ese trámite, que no es engorroso, e incluso reciben el modelo DJ 07.

"Los compañeros de la Asociación Nacional de Economistas (ANEC) expresaron su disposición de ofrecerles ayuda, nuestras oficinas permanecen abiertas desde las 8:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde, el personal encargado de esa tarea está dispuesto a cooperar... pero hay ciudadanos que van dejando esa gestión para luego, el tiempo pasa, en la recta final acuden en masa y la situación se complica".

Aun cuando algunos morosos alegan falta de información, varios reconocen que en la confianza y en el descuido está el origen de la no comparecencia a tiempo.

Así, desde que expiró el plazo, funcionarios y trabajadores de las oficinas han tenido que dedicarse —además de sus funciones— a visitar viviendas de infractores para explicar el término de tiempo para presentarse a realizar su pendiente declaración jurada y asumir una multa por incumplimiento del deber, cuya cuantía depende del tiempo de demora.

Hay quienes no acaban de entender que aplicar esas multas o solicitarle al organismo rector la baja del contribuyente por incumplimiento reiterado de sus deberes, no beneficia a nadie.

Lo más saludable para el trabajador por cuenta propia, para la ONAT y para la economía del país es que la declaración jurada y los pagos correspondientes se realicen en el tiempo normado y en la forma correcta. Esas y otras contribuciones similares (válidas para cualquier país del mundo) tienen un impacto directo en muchas de las compras que Cuba realiza y en numerosos servicios que recibe la población, incluso gratuitos.

Basta, por tanto, de justificaciones con olor a ingenuidad. Al César lo que es del César, y al Presupuesto, lo propio. Si las reglas del juego quedan claras desde el principio, si la información es oportuna, si las oficinas están abiertas, el personal preparado, hay respeto por el fisco, voluntad de hacer bien las cosas, control, exigencia y seguimiento, sencillamente es inadmisible que alguien viole con tal impunidad el plazo establecido.

 

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