A esa cifra, aproximadamente, asciende la cantidad de ciudadanos
que no comparecieron entre el 1ro. de enero y el 30 de marzo a las
oficinas correspondientes para realizar la declaración jurada de sus
ingresos como resultado del trabajo o actividad que realizan por
cuenta propia.
¿Desconocimiento, falta de información, descuido, negligencia,
indisciplina... ?
Aunque pueda haber "de todo un poco", especialistas de la ONAT
opinan que en la base de ese fenómeno (no precisamente típico de la
provincia) predominan las tres últimas causas.
"Debimos insistir más de lo habitual por los medios de difusión
masiva y otras vías —medita Marisol Hernández Martínez, directora
provincial de la ONAT—; nunca será demasiado cuanto hagamos para
informar, quizás nos confiamos un poco, pero es obvio que aquí se
manifiesta un problema de disciplina, porque todos los
contribuyentes saben que deben realizar su declaración jurada,
conocen el periodo fijado para ese trámite, que no es engorroso, e
incluso reciben el modelo DJ 07.
"Los compañeros de la Asociación Nacional de Economistas (ANEC)
expresaron su disposición de ofrecerles ayuda, nuestras oficinas
permanecen abiertas desde las 8:00 de la mañana hasta las 6:00 de la
tarde, el personal encargado de esa tarea está dispuesto a
cooperar... pero hay ciudadanos que van dejando esa gestión para
luego, el tiempo pasa, en la recta final acuden en masa y la
situación se complica".
Aun cuando algunos morosos alegan falta de información, varios
reconocen que en la confianza y en el descuido está el origen de la
no comparecencia a tiempo.
Así, desde que expiró el plazo, funcionarios y trabajadores de
las oficinas han tenido que dedicarse —además de sus funciones— a
visitar viviendas de infractores para explicar el término de tiempo
para presentarse a realizar su pendiente declaración jurada y asumir
una multa por incumplimiento del deber, cuya cuantía depende del
tiempo de demora.
Hay quienes no acaban de entender que aplicar esas multas o
solicitarle al organismo rector la baja del contribuyente por
incumplimiento reiterado de sus deberes, no beneficia a nadie.
Lo más saludable para el trabajador por cuenta propia, para la
ONAT y para la economía del país es que la declaración jurada y los
pagos correspondientes se realicen en el tiempo normado y en la
forma correcta. Esas y otras contribuciones similares (válidas para
cualquier país del mundo) tienen un impacto directo en muchas de las
compras que Cuba realiza y en numerosos servicios que recibe la
población, incluso gratuitos.
Basta, por tanto, de justificaciones con olor a ingenuidad. Al
César lo que es del César, y al Presupuesto, lo propio. Si las
reglas del juego quedan claras desde el principio, si la información
es oportuna, si las oficinas están abiertas, el personal preparado,
hay respeto por el fisco, voluntad de hacer bien las cosas, control,
exigencia y seguimiento, sencillamente es inadmisible que alguien
viole con tal impunidad el plazo establecido.