Siempre
estuvo allí. Desde el inolvidable nacimiento de los Juegos Escolares
Nacionales, cual atento profesor entre los más de tres millares de
atletas fundadores, en agosto de 1962.
Aquella fue su pasión, verse rodeado del futuro, encantado porque
la vida le dio mil y una razones para disfrutarla junto a la
arboleda nueva de niñas y niños, relevo de los encumbrados. Juanito,
así lo conocían quienes aprendieron a quererlo (quizás pocos
supieran sus apellidos, Iglesias González), fue de esos hombres
esenciales en la diaria realidad de un país enfrascado en hacer del
deporte una práctica de vida saludable.
Más de cinco décadas consagradas al trabajo. Ya sea desde la
Dirección de Deporte Escolar —donde se mantuvo por años— como en el
humilde puesto de asesor de ese mismo apartado, asumido hasta más
allá de sus 70 años de edad irreconciliables con la jubilación. Allí
aportó su saber sobre programación y organización deportivas,
recogido en varios libros de su autoría, compartido también en
colaboraciones con Brasil y El Salvador.
Fundador del INDER, profesor adjunto de la hoy Universidad de las
Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo, militante
del Partido, padre, amigo entrañable y generoso, así lo recuerdan
quienes al menos por una vez coincidieron en su entorno.
Un minuto de silencio en la ceremonia inaugural de los Juegos
Escolares que comenzarán el próximo 6 de julio sería el homenaje a
quien fundió su vida con el deporte. Quizás ese minuto alcance
dimensión de día a día, en un recuerdo inmarcesible.