Insomnio y ansiedad

Tratar la causa, no el síntoma

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

Si sabemos que el insomnio es el trastorno del sueño más frecuente, reportándose tasas que oscilan entre el 23 y el 51 % en diferentes países, y constituye un problema serio de salud para el 17 % de los que lo padecen, no resultará extraño conocer que muchas personas hacen "uso y abuso" del clordiazepóxido y el diazepam, indicados para el tratamiento del insomnio y también de la ansiedad.

Estos medicamentos tienen propiedades sedantes, miorrelajantes (relajantes musculares) y anticonvulsivantes, y constituyen, en la actualidad, de los fármacos más ampliamente prescritos en el mundo.

Sin embargo, "su utilización indiscriminada e irracional" origina la dependencia a estos medicamentos de millones de personas, subraya la doctora Midsay López Leyte, especialista en Farmacología de la Dirección Nacional de Medicamentos y Tecnologías Médicas del Ministerio de Salud Pública.

Ello posibilita, dice, ante una supresión brusca del tratamiento, que estos pacientes puedan desencadenar un síndrome de abstinencia o "efecto rebote", como se conoce la exacerbación de los síntomas iniciales para los cuales se indicó el tratamiento.

Cuba no escapa a esta situación, atendiendo a que la prescripción y el consumo del clordiazepóxido y el diazepam también son elevados, sobre todo en la población mayor de 60 años, bien por presentar síntomas de ansiedad e insomnio o por alguna otra dolencia.

La también Máster en Farmacoepidemiología señala que esos dos medicamentos permanecen en el organismo por más de 24 horas, lo que provoca que se acentúen sus efectos adversos, y cita entre ellos la sedación excesiva, alteraciones del pensamiento, de la marcha y de la coordinación, el consiguiente peligro de caídas con riesgos de fractura, vértigo, depresión y dependencia farmacológica.

Si a lo anterior se añade que en la Tercera Edad el metabolismo de los medicamentos y su eliminación se encuentran disminuidos, no resulta difícil imaginar que son los ancianos los más propensos a sufrir las consecuencias de los efectos adversos de estos fármacos.

Por lo antes expuesto, la doctora López Leyte alerta a las familias para que las personas con insomnio o ansiedad acudan siempre a los facultativos, en la búsqueda de tratamientos para la causa que los origina y no para los síntomas.

 

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