Pinar del Río

El búfalo en su laberinto

RONALD SUÁREZ RIVAS

René Díaz, el hombre más experimentado de la brigada, lo admite sin rubor: "Aunque somos los cazadores, a todos nos ha tocado salir corriendo alguna vez".

FOTOS DEL AUTORentre el 2009 y el 2012, en tierras de varios municipios pinareños, han sido capturados más de 7 000 búfalos salvajes.

Desde hace alrededor de dos décadas, René persigue búfalos en el sur de Pinar del Río, una tarea arriesgada, pero imprescindible para lograr el control de una masa de miles de animales que hoy viven en el monte, de manera salvaje.

Solo en los tres últimos años, la brigada que comanda ha capturado alrededor de 4 000, una cifra notable teniendo en cuenta los rigores de un trabajo que se lleva a cabo generalmente al oscurecer, o en noches de luna llena, y ante un ganado que no duda en embestir cuando se siente acorralado.

"Cuando usted trabaja con ellos siempre hay peligro, porque son animales muy fuertes", confiesa Gudel Contreras, otro de los monteros con varios años en el oficio.

Gracias a este esfuerzo temerario, entre el año 2009 y lo que va del 2012, han sido capturados en total más de 7 000 ejemplares. Sin duda un importante alivio para una zona eminentemente agrícola, que ha sufrido enormes estragos a causa de los búfalos.

Orígenes del descontrol

Todo comenzó en 1987, cuando el primer grupo de animales fue liberado en las sabanas de Punta de Palma, al sur del municipio de Pinar del Río.

En ocho lecherías y varios patios de ceba o de cría, 1 255 búfalos debidamente atendidos, demuestran las ventajas de este tipo de ganado.

A partir de entonces, este pesado cuadrúpedo, oriundo de Asia, empezó a reproducirse de forma salvaje, hasta que la escasez de pastos, debido al crecimiento acelerado de la masa y al avance del marabú, lo obligó a emigrar en busca de alimento.

Sin reconocer los límites establecidos por el hombre, los búfalos se fueron adentrando en tierra ajena, devorando sembrados de arroz, maíz, boniato, tomate, habichuela¼

Dando muestra de una asombrosa capacidad de adaptación, a pesar de la falta de cuidados, la población total llegó a estimarse (dada la imposibilidad de contarlos) entre los 10 mil y los 12 mil ejemplares.

Pero este mismo crecimiento, en un ganado voraz y sin control, ha implicado también cuantiosos daños.

"En el 2009, por ejemplo, nuestra empresa llegó a pagar 338 400 pesos de indemnización por afectaciones a cultivos", recuerda Miguel Ángel López, director de la Pecuaria Punta de Palma, propietaria legal de los animales.

El problema por los cuernos

Ante esta realidad, ese propio año la entidad pinareña decidió recrudecer las acciones encaminadas a enfrentar la situación.

"Buscamos caballos, monturas, dos carretas tiradas por tractores, y equipamos dos brigadas de monteros, con el propósito de incrementar la recogida", rememora el director.

"Además, se estableció una nueva forma de pago, mediante la cual, estos hombres, que antes percibían un salario de alrededor de 300 pesos mensuales, comenzaron a ganar por encima de los 1 000".

Como resultado de ello, el nivel de captura, que históricamente había sido muy bajo, sobrepasó durante el 2009 los 1 500 animales y desde entonces ha seguido creciendo: "En el 2010 fueron alrededor de 1 800, en el 2011, unos 2 500 y para este año podría superar los 3 000 (ya hay cerca de 1 500)", precisa Miguel Ángel.

De esta manera, se ha logrado reducir considerablemente la cifra de búfalos sin control. Sin embargo, la compleja situación sanitaria que presenta buena parte de este ganado, unida a la falta de recursos para el desbroce de áreas cubiertas de marabú y la construcción de cuartones, ha limitado hasta hoy el fomento de la especie de manera ordenada.

Así lo indica el hecho de que a pesar de que en los últimos años se han capturado más de 7 000 ejemplares, en patios de ceba y las lecherías de la empresa pecuaria solo existen 1 255, el resto ha ido al matadero.

"A simple vista pudiera dar la impresión de que hemos estado más enfocados en el sacrificio que en el control de esa masa, pero no es así", explica Omar Ortega, a cargo de la actividad bufalina en Punta de Palma.

"Una parte debe ser desechada completamente porque entre el 18 y el 20 % de estos animales, al vivir de forma salvaje, están enfermos de tuberculosis o brucelosis, como tampoco son aprovechables los más adultos, pues no se adaptan a las condiciones de la ganadería".

Por otro lado, Omar advierte que "cualquier perspectiva de desarrollo en la actualidad depende del desbroce, porque las áreas limpias con que cuenta la empresa están prácticamente ocupadas. "O sea, que si hoy nuestros monteros consiguieran agarrar todos los animales que quedan en el monte, no habría dónde meterlos".

Caza inconclusa

Aun cuando ha habido avances, la situación sigue siendo tensa. "Todavía tenemos alrededor de 5 000 búfalos sueltos, causando daños por ahí", admite el director de la empresa pecuaria.

En el 2011, ello obligó a la entidad a pagar 130 mil pesos por concepto de indemnización a los campesinos afectados, mientras, en los primeros cuatro meses de este año, la cifra desembolsada por la misma causa (con cierta tendencia a decrecer como consecuencia del incremento de las capturas) fue de 14 700.

No obstante, la principal preocupación hoy se concentra en un grupo de acciones imprescindibles para complementar el desarrollo bufalino.

"Se trata de varias tareas vitales, en las cuales apenas se ha avanzado, como la creación de trochas y el desbroce de áreas, la construcción de 24 tranques (pequeñas lagunas) y de seis pozos paras garantizar el agua de beber a los animales", precisa Miguel Ángel.

"También del desmonte, de las 6 338 hectáreas que tenemos cubiertas de marabú, y es tarea del sistema de la agricultura".

De modo que, a un cuarto de siglo de su introducción en tierras pinareñas, la situación del búfalo obliga a no desacelerar en la carrera por darle captura.

 

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