Con la profunda crisis económica en curso, Europa busca su
identidad y se acerca al terreno pantanoso de los prejuicios
atávicos para justificar los errores de unos y otros. Un proyecto
europeo que precisamente nació para desterrar definitivamente los
fantasmas históricos que habían castigado al Viejo Continente con
innumerables conflictos, pero que ahora encuentran un terreno
abonado en el reproche mutuo.
Es una época en la que el prejuicio disfruta de un amplio espacio
para regodearse en las debilidades ajenas. El fantasma de un Sur
enfrentado a un Norte es fácil presa del prejuicio. Y los medios de
comunicación parecen entrar también en el combate como idónea correa
de transmisión. Hace ya tiempo que se empezó a utilizar,
principalmente desde la prensa económica anglosajona, el término
despectivo PIGS (cerdos) para referirse a los países del sur de
Europa (tomados por sus iniciales en inglés:
Portugal-Irlanda-Grecia-España). En la prensa europea comienzan a
abundar los análisis y explicaciones simplistas, de raíz
culturalista, que pretenden explicar los males de los "malos
alumnos" de Europa, ese eterno Sur que jamás aprendió a hacer sus
deberes. En dichas explicaciones se mezclan en el juicio de la
confusión múltiples verdades a medias, realidades históricas o
historiográficas, criterios geográficos o incluso climáticos,
aderezados con un punto de lógica económica que insertaría dichos
análisis en la crisis de la deuda económica que atraviesan estos
países. La ética del trabajo protestante teorizada por Max Weber se
mezcla a trompicones con el determinismo geográfico de Friedrich
Ratzel para explicar la industriosidad de unas razas y no la de
otras, a lo que se añaden prejuicios históricos de mayor o menor
explicación motivada, como los asociados a la Leyenda Negra en el
caso de España. Pero hay algo que comparten todos ellos: el rotundo
simplismo de su análisis.
En los últimos días hemos publicado en Presseurop algunos textos
que en algo podrían participar de esta tendencia. El primero era un
artículo de tinte humorístico publicado por el diario británico The
Times que utilizaba una metáfora para referirse a los diferentes
países. La alusión a España como una "prostituta drogada sin casa"
(sin ánimo de ofender a las prostitutas) suscitó reaccciones
encontradas en nuestros lectores, al margen de la mayor o menor
comprensión del característico humor británico. Jose Ruiz apuntó una
reacción interesante: "Mi primera reacción ha sido pedir a
Presseurop que seleccionara mejor sus artículos, pero he
reflexionado y tengo que decir que esta ha sido una buena selección.
Muestra cómo se genera opinión contra los países del sur de Europa".
Con su mensaje planteó una cuestión: ¿Resulta interesante
publicar estos textos, que pueden ser ofensivos para algunos
lectores?, o ¿es algo estrictamente necesario para reflejar el
estado de opinión que se está transmitiendo a través de los medios
de comunicación europeos? Algo similar sucedió unos días después con
el artículo titulado "500 años de ocasiones perdidas", publicado en
el diario alemán Süddeutsche Zeitung, a través del cual un autor
pretendía explicar con razones históricas la crisis actual por la
que atraviesa España, incluyendo en una extraña macedonia a la
Inquisición, los árabes, los judíos, los hidalgos, la Reconquista y
el descubrimiento de América. Nada menos. En su análisis
voluntarista y partiendo de la base de un texto de Juan Goytisolo
publicado en 1969 cuando menos criticable para ser extrapolado al
momento actual, el autor mezclaba datos históricos del pasado y del
presente difícilmente sostenibles de forma rigurosa.
Lo más interesante, con todo, resultó una vez más la reacción y
los comentarios de nuestros lectores. Algunos rechazaron de lleno
los contenidos de dicho artículo por ofensivos, otros dieron la
razón a parte de ellos o al diagnóstico global, y otros tantos se
preguntaron por la hipótesis de la construcción real de una opinión
europea, al calor de los comentarios, y dada la dificultad
manifiesta para alejarse de los prejuicios. Y esta es la moraleja
que podemos extraer de todo esto: ¿Somos capaces de superar nuestros
prejuicios sobre otros europeos cuando aquellos son puestos a prueba
en una época como la que atravesamos? Nuestros lectores nos dan
razones para el optimismo. (Tomado de Presseurop)