Los dos jóvenes reporteros del diario The Washington Post, Bob
Woodward y Carl Bernstein, quienes investigaron el caso, son
leyendas del periodismo estadounidense, no solo por el trabajo que
les dio galardones sino por la adaptación por Hollywood de su libro
sobre Watergate: Todos los hombres del presidente.
La película se estrenó en 1976 con la actuación estelar de Robert
Redford y Dustin Hoffman y, a pesar de que el final ya era conocido,
fue descrita como la historia detectivesca más cautivadora.
Sin duda es la cinta más entretenida y vista sobre el escándalo
pero, como escribe a continuación el profesor W. Joseph Campbell, de
la Universidad Americana en Washington, sirvió para impulsar y
cimentar varios mitos sobre los medios y Watergate. A continuación,
cinco de ellos:
MITO 1: El Washington Post tumbó al gobierno de Nixon
El gobierno de Richard Nixon constantemente desestimaba los
reportajes sobre el escándalo.
Esta es la narrativa dominante del escándalo de Watergate desde
hace un tiempo. Supone que Woodward y Bernstein, a través de su
aguerrido periodismo, revelaron los delitos que forzaron la renuncia
de Nixon en 1974.
Esa también es la conclusión inconfundible y tácita de la
película, que coloca a Woodward y Bernstein en el centro de cómo se
desenvolvía el escándalo al tiempo que minimiza las mucho más
decisivas contribuciones de los investigadores con órdenes de
comparecencia.
Llevar el caso de un escándalo de la magnitud y complejidad de
Watergate requirió de los esfuerzos colectivos de fiscales
especiales, jueces federales, el pleno del Congreso, la Corte
Suprema, así como el Departamento de Justicia y el FBI.
Aun así, hubiera sido muy probable que Nixon sobreviviera al
escándalo de no ser por las grabaciones magnetofónicas que realizó
en secreto de las conversaciones en la Oficina Oval de la Casa
Blanca. Solo cuando fue ordenado por la Corte Suprema Nixon entregó
las grabaciones en las que se le escuchaba aprobando un plan para
distraer la investigación del FBI sobre el robo.
Curiosamente, los protagonistas del
Washington Post han desestimado esta narrativa dominante.
Woodward, por ejemplo, dijo una vez que "la mitificación de nuestro
papel en Watergate ha llegado a alturas absurdas, en las que
periodistas escriben que yo solo tumbé a Richard Nixon.
Completamente absurdo".
MITO 2: El diario "descubrió" la noticia del Watergate
No exactamente. Watergate empezó como una noticia salida del
registro policial. Reportes del momento clave del escándalo —el robo
frustrado del 17 de junio de 1972 a la sede del Comité Demócrata
Nacional en el complejo Watergate en Washington D.C.— empezaron a
circular a las pocas horas.
"La información de Woodward y Bernstein sobre Watergate era
frecuentemente originada y sustentada en filtraciones de
funcionarios federales que investigaban el escándalo".
El párrafo inicial de la primera página en el Post sobre el robo
dejó en claro que los detalles provenían de los investigadores.
Decía así: "Cinco hombres, uno de ellos que dice ser un exempleado
de la Agencia Central de Inteligencia, fueron arrestados a las 2:30
a.m., ayer, en lo que las autoridades describen como un plan
elaborado para colocar micrófonos secretos en las oficinas del
Comité Demócrata Nacional".
El Post tampoco reveló los elementos cruciales del creciente
escándalo, como el sistema secreto de grabaciones de Nixon. La
existencia de las cintas magnetofónicas de la Casa Blanca fueron
reveladas en 1973 a un comité de investigación del Senado.
Como Edward Jay Epstein señaló en su brillante ensayo de 1974, la
información de Woodward y Bernstein sobre Watergate era
frecuentemente originada y sustentada en filtraciones de
funcionarios federales que investigaban el escándalo.
MITO 3: "Garganta Profunda" aconsejó a Woodward "seguir el rastro
del dinero"
Esa concisa y muy citada expresión supuestamente fue la clave que
resolvió las complejidades de Watergate. La realidad es que nació en
el cine.
"Siga el rastro del dinero" fue dicho no por la verdadera fuente
secreta Garganta Profunda sino por Hal Holbrook, el actor que
interpretó ese papel en la película Todos los hombres del
presidente.
En la vida real, "Garganta Profunda" hablaba periódicamente con
Woodward (algunas veces en un estacionamiento subterráneo) a medida
que se desentrañaba el escándalo. Pero nunca le aconsejó a Woodward
"seguir el rastro del dinero".
Woodward y Bernstein ya estaban sobre el rastro del dinero: uno
de sus reportajes más importantes describió cómo los fondos donados
a la campaña para reelegir al presidente Nixon habían sido
utilizados para el robo en el Watergate. Pero el esclarecimiento del
escándalo fue mucho más complicado que seguir la pista del dinero.
Nixon renunció no porque malversó los fondos donados a su campaña de
1972 sino por obstrucción a la justicia.
Entre otras cosas, Garganta Profunda salió al descubierto en el
2005 como W. Mark Felt, el entonces segundo hombre más importante en
el FBI. Sin embargo, Felt no fue ningún héroe.
Felt fue condenado en 1980 por delitos graves relacionados con
allanamientos que autorizó en las investigaciones que realizaba el
FBI sobre la organización política radical Weather Underground. Pero
Felt nunca cumplió condena. Fue indultado en 1981 por el entonces
presidente Ronald Reagan.
MITO 4: Los reportajes pusieron a Woodward y Bernstein en grave
peligro
A duras penas, aunque Todos los hombres del presidente
dice exactamente eso. En una escena al final de la película,
"Garganta Profunda" le manifiesta a Woodward que la vida de ambos
periodistas "corre peligro".
La advertencia, que le inyectó suspenso al ritmo algunas veces
lánguido de la película, también fue mencionada en el libro del
mismo título. Sin embargo, se estableció rápidamente que se trataba
de una falsa alarma.
Woodward, Bernstein y los editores en jefe del Post tomaron
precauciones por un tiempo para evadir la interceptación electrónica
de sus actividades. Pero Woodward describió en El hombre secreto,
su libro en el 2005 sobre Garganta Profunda, que esas medidas
empezaron a parecer "melodramáticas e innecesarias. Nunca
encontramos evidencia de teléfonos intervenidos o que alguna de
nuestras vidas estuviera en peligro".
En otra ocasión, Woodward dijo que la "presión más siniestra" que
él y Bersntein sintieron durante Watergate "fue escuchar
repetidamente" a la Casa Blanca de Nixon "desmentir la información
que estábamos publicando" a medida que se profundizaba el escándalo.
MITO 5: Watergate aumentó la matriculación en escuelas de
periodismo
Es un mito subsidiario atractivo que las aventuras de Woodward y
Bernstein, como fueron dramatizadas por Redford y Hoffman, hicieron
que el periodismo pareciera elegante y seductor. Tan seductor que
supuestamente multitudes de estudiantes estadounidenses irrumpieron
en las escuelas de periodismo.
Es un mito que todavía sobrevive a pesar de estar completamente
desmentido por investigaciones serias. Uno de esos estudios,
financiado por la fundación mediática Freedom Forum, indicó en 1995
que el "crecimiento de la educación periodística" fue el resultado
"no de eventos específicos como Watergate... sino en gran parte por
el interés que las mujeres expresaron en la disciplina, asistiendo
en números sin precedentes a las universidades".
El estudio concluyó inequívocamente que los "estudiantes no se
lanzaron a las aulas de las universidades porque querían seguir los
pasos de Woodward y Bernstein, o de Robert Redford y Dustin Hoffman,
dado el caso".
Una investigación similar, publicada en 1988, declaró: "Se afirma
con frecuencia y equivocadamente que las investigaciones de Woodward
y Bernstein presentaron modelos ejemplares para estudiantes y
condujeron a una explosión en matrículas en escuelas de periodismo".
Lo que el estudio descubrió fue que el número de matrículas ya se
había doblado entre 1967 y 1972, el año del robo en el Watergate.
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¿Qué fue Watergate?
En la madrugada del 17 de junio de 1972,
Frank Wills, guardia de seguridad del Complejo Watergate de
edificios, advirtió que alguien había penetrado en el
edificio violando los controles de entrada. Llamó a la
Policía tras detectar a los intrusos y minutos después cinco
hombres fueron arrestados dentro de la oficina del Comité
Nacional del Partido Demócrata, la sede del principal
partido de la oposición.
Los cinco arrestados, conocidos como "Los
plomeros de Watergate", eran los cubanos Virgilio González y
Eugenio Rolando Martínez, conocido por "musculito", así como
Bernard Baker, James W. McCord Jr., y Frank Sturgis; todos,
miembros de la Operación 40 de la CIA encargada de
operaciones terroristas contra Cuba. Su líder, James McCord,
era el Director de seguridad del "Comité para la reelección
de Nixon", además de ser empleado del FBI y de la CIA, donde
era el encargado de la seguridad física del Cuartel General
en Langley; los otros cuatro hombres eran agentes de la CIA.
Los cinco fueron acusados de intento de robo y de haber
intentado intervenir las comunicaciones.
Poco después se descubrió que los cinco
asaltantes del Edificio Watergate fueron contratados y
pagados de manera secreta por Howard Hunt —otro de los
agentes de la CIA, dirigente de varias operaciones contra
Cuba y de la preparación de atentados contra el comandante
Fidel Castro— y Gordon Liddy, ambos vinculados al "Comité de
Reelección del Presidente", el equipo de militantes del
Partido Republicano creado por Richard Nixon para sostener
su campaña reeleccionista en los comicios de noviembre de
1972. |