¿El ahora o nunca del clavados?

HAROLD IGLESIAS MANRESA

El clavadista José Antonio Guerra llegará a 33 años el próximo 9 de agosto. Para ese entonces sabrá si cumplió su profecía del ahora o nunca en los Juegos Olímpicos de Londres, su cuarta comparecencia en la magna justa deportiva. ¿Por qué? Días antes, el 30 de julio, disputará junto al camagüeyano Jeinkler Aguirre la final directa de plataforma sincronizada y justo el 10 de agosto concursará en el evento individual desde los diez metros.

Más de 450 unidades, esa será la cifra clave para que Guerra y Aguirre puedan acariciar el podio londinense.

Madurez, técnica depurada, experiencia competitiva, sincronización, nervios de acero y hasta un poco de suerte, todo eso deberá conjugar el santiaguero para poderse hacer del único metal ausente de sus vitrinas.

Sus tres incursiones precedentes le dejaron un sabor amargo en ese sentido: en Sydney’00 concluyó decimocuarto, Atenas’04 le depararía el escaño 25 individual, también lejos de los 12 finalistas. Mejoraría hasta el quinto peldaño en Beijing’08, pero sus intenciones de ser medallista nuevamente se frustraron, tras ir segundo al término de las dos primeras rondas de saltos. En el sincro, junto al ya retirado Erick Fornaris, tampoco estuvo certero.

En esos casos, según el propio Guerra refirió, les ha pasado factura la llegada con mucha anticipación a la sede. "Hemos llegado con demasiada anticipación a la sede: 25, 26, 27 días. En mi caso, me ha afectado psicológicamente. Y en los clavados no puedes tener dudas: un salto dura 1.6 o 1.7 segundos".

ARMAS, RIVALES, PREPARACIÓN, PRESENTE

Las mayores posibilidades de nuestros ornamentalistas están en la prueba sincronizada. Todo un cuatrienio juntos, preservando posiciones de privilegio, puliendo elementos técnicos y de sincronía, batallando contra lesiones, climatización del tanque y otros escollos.

Combinan la experiencia y el arsenal técnico de Guerra (considerado por muchos el hombre de mejor entrada al agua del mundo), con el talento de Aguirre, quien por lo visto en sus últimas presentaciones está decidido a dar el salto, para conseguir su objetivo.

En estos momentos se encuentran octavos en el ranking mundial de dicha modalidad con 37.67 puntos, escalafón encabezado por los chinos Yuan Cao-Yanquan Zhang (43.33), los alemanes Sascha Klein-Patrick Haudsing (41.67) y los estadounidenses David Boudia-Nick MacCrory (40.33). Esos binomios, además de los anfitriones, ucranianos, mexicanos y rusos son de respeto. Sí, casi todos, pues exceptuando a los asiáticos, el resto de las duplas tiene nivel muy parejo. Beijing, referente más cercano, dejó como monarcas a los chinos Liang Huo-Yue Lin (468.18), los propios Klein y Haudsing (450.42) y los rusos Dimitry Dobroskok-Gleb Galperin (445.26). Muchos especialistas, entre ellos el otrora plataformista Jesús Aballí, consideran que con una calificación superior a las 450 unidades nuevamente se podrá acceder al podio.

El programa de nuestro dueto, en materia de complejidad, está ubicado en la media, cierran con su salto más difícil: el dos y media vueltas detrás con dos giros y medio, el cual posee 3.8 de grado de dificultad, pero en ese sentido son los aztecas los de nota de partida más elevada (tienen uno de 4.1 y otro de 3.9).

Este cierre de ciclo ha sido alentador para los nuestros. Físicamente se encuentran en óptimo estado y gozan, además, de gran enfoque psicológico. Su presentación en el segundo segmento del Grand Prix, en Montreal, les deparó el oro, amparados en 453.36. Es preciso destacar que sus principales oponentes estaban inmersos en la Serie Mundial, pero su puntuación nuevamente alcanzó planos estelares. En individuales hicieron el dos-tres, al acecho del mexicano Andrés Villarreal (512.00). Guerra otra vez sobre las 500 unidades (510.30), Aguirre con respetable (480.50).

No menos gratificante la cuarta fase en Madrid, una ciudad que se les antoja exitosa. La capital ibérica los vio coronarse en la edición del 2010 (438.12), y ahora (435.12), por delante de los mexicanos Iván García-Germán Sánchez (432.24) y los favoritos chinos Chen Aisen-Jang Yian (428.10), además de agenciarse bronce, —a pesar de deudas de entrenamiento— el año pasado (381.66).

Eso no fue todo: Jeinkler se vistió de bronce en solitario con 467.60 y Guerra, a pesar de no competir en la final, nuevamente frisó las 500 unidades (490.85) en la semifinal A.

Más allá de sus registros, el certamen de España sirvió para modelar a los contrarios y optimizar su estado actual. Luego les espera una semana concentrados en Montreal, Canadá, y a partir del próximo 30 de julio¼ el ahora o nunca para José Antonio Guerra, Jeinkler Aguirre y Annia Rivera en la ciudad del Big-Ben ante la presencia de 136 clavadistas (68 en cada sexo), que pugnarán por ocho juegos de medallas. Annia Rivera fue confirmada entre las 30 plataformistas, al oficializarse la lista de inscripción de la Federación Internacional.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir