Madurez, técnica depurada, experiencia competitiva,
sincronización, nervios de acero y hasta un poco de suerte, todo eso
deberá conjugar el santiaguero para poderse hacer del único metal
ausente de sus vitrinas.
Sus tres incursiones precedentes le dejaron un sabor amargo en
ese sentido: en Sydney’00 concluyó decimocuarto, Atenas’04 le
depararía el escaño 25 individual, también lejos de los 12
finalistas. Mejoraría hasta el quinto peldaño en Beijing’08, pero
sus intenciones de ser medallista nuevamente se frustraron, tras ir
segundo al término de las dos primeras rondas de saltos. En el
sincro, junto al ya retirado Erick Fornaris, tampoco estuvo certero.
En esos casos, según el propio Guerra refirió, les ha pasado
factura la llegada con mucha anticipación a la sede. "Hemos llegado
con demasiada anticipación a la sede: 25, 26, 27 días. En mi caso,
me ha afectado psicológicamente. Y en los clavados no puedes tener
dudas: un salto dura 1.6 o 1.7 segundos".
Las mayores posibilidades de nuestros ornamentalistas están en la
prueba sincronizada. Todo un cuatrienio juntos, preservando
posiciones de privilegio, puliendo elementos técnicos y de
sincronía, batallando contra lesiones, climatización del tanque y
otros escollos.
Combinan la experiencia y el arsenal técnico de Guerra
(considerado por muchos el hombre de mejor entrada al agua del
mundo), con el talento de Aguirre, quien por lo visto en sus últimas
presentaciones está decidido a dar el salto, para conseguir su
objetivo.
En estos momentos se encuentran octavos en el ranking
mundial de dicha modalidad con 37.67 puntos, escalafón encabezado
por los chinos Yuan Cao-Yanquan Zhang (43.33), los alemanes Sascha
Klein-Patrick Haudsing (41.67) y los estadounidenses David Boudia-Nick
MacCrory (40.33). Esos binomios, además de los anfitriones,
ucranianos, mexicanos y rusos son de respeto. Sí, casi todos, pues
exceptuando a los asiáticos, el resto de las duplas tiene nivel muy
parejo. Beijing, referente más cercano, dejó como monarcas a los
chinos Liang Huo-Yue Lin (468.18), los propios Klein y Haudsing
(450.42) y los rusos Dimitry Dobroskok-Gleb Galperin (445.26).
Muchos especialistas, entre ellos el otrora plataformista Jesús
Aballí, consideran que con una calificación superior a las 450
unidades nuevamente se podrá acceder al podio.
El programa de nuestro dueto, en materia de complejidad, está
ubicado en la media, cierran con su salto más difícil: el dos y
media vueltas detrás con dos giros y medio, el cual posee 3.8 de
grado de dificultad, pero en ese sentido son los aztecas los de nota
de partida más elevada (tienen uno de 4.1 y otro de 3.9).
Este cierre de ciclo ha sido alentador para los nuestros.
Físicamente se encuentran en óptimo estado y gozan, además, de gran
enfoque psicológico. Su presentación en el segundo segmento del
Grand Prix, en Montreal, les deparó el oro, amparados en 453.36. Es
preciso destacar que sus principales oponentes estaban inmersos en
la Serie Mundial, pero su puntuación nuevamente alcanzó planos
estelares. En individuales hicieron el dos-tres, al acecho del
mexicano Andrés Villarreal (512.00). Guerra otra vez sobre las 500
unidades (510.30), Aguirre con respetable (480.50).
No menos gratificante la cuarta fase en Madrid, una ciudad que se
les antoja exitosa. La capital ibérica los vio coronarse en la
edición del 2010 (438.12), y ahora (435.12), por delante de los
mexicanos Iván García-Germán Sánchez (432.24) y los favoritos chinos
Chen Aisen-Jang Yian (428.10), además de agenciarse bronce, —a pesar
de deudas de entrenamiento— el año pasado (381.66).
Eso no fue todo: Jeinkler se vistió de bronce en solitario con
467.60 y Guerra, a pesar de no competir en la final, nuevamente
frisó las 500 unidades (490.85) en la semifinal A.
Más allá de sus registros, el certamen de España sirvió para
modelar a los contrarios y optimizar su estado actual. Luego les
espera una semana concentrados en Montreal, Canadá, y a partir del
próximo 30 de julio¼ el ahora o nunca
para José Antonio Guerra, Jeinkler Aguirre y Annia Rivera en la
ciudad del Big-Ben ante la presencia de 136 clavadistas (68 en cada
sexo), que pugnarán por ocho juegos de medallas. Annia Rivera fue
confirmada entre las 30 plataformistas, al oficializarse la lista de
inscripción de la Federación Internacional.