Aunque
el ilustre profesor peruano Julio Ortega, con cuyas clases se
privilegian los estudiantes de la Universidad de Brown, en Estados
Unidos, asegura no ser un estudioso del autor de La isla en peso,
cuesta mucho creerlo a juzgar por el portentoso dominio que de la
obra de este escritor posee y de lo cual pudimos dar fe quienes lo
escuchamos abrir, con su ponencia Expresionismo y melancolía
en la poesía de Virgilio Piñera, el Coloquio
Internacional Piñera Tal Cual, que celebra por estos días en La
Habana el Centenario del poeta, narrador y dramaturgo cubano.
"No soy un especialista en Piñera, soy más bien un reciente
lector en serio, aunque lo leí, claro está, hace muchísimos años y
lo he enseñado en clases por medio de sus cuentos y de su teatro. En
un curso sobre literatura cubana de la Revolución que impartí por
los 80, estaba ese contenido y ahora, movido por este congreso
estupendo, me metí en la poesía".
"Mi primera motivación para acercarme a este escritor —apunta
este doctor, especialista en Literatura cubana a quien tuvimos de
visita en la Isla al celebrar en el 2010 el centenario del autor de
Paradiso— ha sido desde Lezama, al descubrir el diálogo
secreto y paralelo que hay entre la obra de ambos, que son como dos
polos de un mismo fenómeno literario, y los considero parientes muy
próximos sobre todo a partir de la idea del barroco que está en los
dos".
"Ambos —explica— se reparten estos espectros de la luz barroca
con distintas intensidades, pero están dialogando. En la obra de
Lezama, que es un escritor generativo, todo está por hacerse, por
tanto su espacio de trabajo es la abundancia y riqueza del presente
y su desarrollo hacia el futuro. Yo creo que Lezama es profundamente
optimista en el sentido creativo de la palabra y en la noción de que
la literatura es una forma histórica" .
"En cambio Piñera más bien forma parte, en el claroscuro, de la
zona gris. En su penumbra también hay iluminación y visión, la
diferencia está en que Piñera es un escritor profundamente
escéptico. Yo no he comprobado el tiempo futuro todavía en su obra;
es un escritor afincado en el presente, el presente es más largo
para él y tiene una mirada escéptica porque se trata de un escritor
nihilista; Lezama es un escritor articulatorio que liga y suma
cosas, mientras que Piñera es un escritor de lo desarticulado, que
experimenta una fragmentación del desmembramiento del lenguaje y
corresponde a una conciencia irónica y crítica de la realidad".
¿Y cómo se le revela el Piñera poeta? "Piñera ha demostrado
que hay otra poesía, que lo suyo es la complejidad y que no hay otro
modo de decir que ese. No hay un segundo discurso en Piñera y esa
fragmentación tiene un orden cuyo principio es el caos, el
escepticismo ante las ilusiones humanas. Es un creador antiutópico,
que desintegra con el lenguaje la realidad y que habla del otro lado
de la experiencia humana, que es el lado de la perplejidad, ante la
cual solo nos queda la inteligencia del lenguaje".
La melancolía en la poesía piñeriana es muy evidente¼
"Sí, y tiene que ver con los límites que la realidad impone al
deseo. En Piñera hay una melancolía que demuestra la dificultad e
imposibilidad, o condición errática del deseo, cuando aparece la
condición de deseo en su obra es sarcásticamente".
¿Qué le aporta esencialmente Piñera? "Pues un gran
deslumbramiento de sentido común y de pensar que el lenguaje es un
medio para darle una forma a la realidad que no es necesariamente
ilusoria, que puede ser a veces irónica, sarcástica, incluso
grotesca y lo grotesco es una gran contribución a nuestros propios
límites. Cuando hay un escritor que tiene tan radical desconfianza
en las palabras, nos hace mucho bien porque el lenguaje en general
es redundante, prolijo, y el que usamos todos los días a veces
enmascara u oculta la realidad, y necesitamos un gran poeta que nos
diga: ¡Cuidado!, la realidad es más grande que el lenguaje".
En cuanto a la recepción actual de esta literatura también nos
deja sus impresiones: "Piñera no es muy popular en los cursos porque
sus textos no han sido accesibles, ahora la publicación de su obra
completa es una tremenda oportunidad para leerlo con atención. Los
estudiantes responden creativamente ante lo bueno. La bondad
creativa de los grandes textos funciona por igual".