El gigante Google, que siempre se porta tan bien, de pronto se
acordó de las leyes norteamericanas que desde 1962 imponen un férreo
bloqueo a Cuba, y se alineó al imperio cortando el acceso desde la
Isla a su servicio estadístico Analytics.
Desde ahora, los internautas cubanos son impedidos de revisar los
datos estadísticos de sus sitios, números de visitantes y sus
lugares de origen, limitando así, todavía más, sus posibilidades de
interacción en la web.
Muchas son las limitantes que se le imponen a Cuba para acceder a
la red, pero ninguna ha impedido hasta hoy que la Isla ponga en la
red su verdad.