SANTIAGO DE CUBA.— Urgida, como evidenciara la recién concluida
zafra, de elevar los niveles de eficiencia, la industria azucarera
cubana podría aprovechar mejor sus reservas productivas, mediante la
aplicación del tratamiento magnético en sistemas claves del proceso
fabril.
Guillermo Ribeaux Kindelán, doctor en ciencias técnicas e
investigador del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado,
radicado en esta ciudad, señaló que tanto los resultados de su
utilización en los años 90 del pasado siglo, como los estudios
desarrollados actualmente, corroboran esa realidad.
Entre las valiosas experiencias, el especialista destacó la
aplicación del magnetismo en los evaporadores de cuatro ingenios,
donde la reducción del ciclo de limpieza del sistema y el ahorro de
productos químicos registraron en una zafra un aporte económico
superior a los 208 mil dólares, junto a una mayor caña procesada.
En igual sentido expuso su efectividad en la eliminación de
incrustaciones y la prevención de nuevas costras en las calderas,
calentadores y sistemas de enfriamiento, lo cual estabiliza los
niveles de presión y disminuye los periodos de mantenimiento, el
gasto de productos químicos y la contaminación medioambiental.
El campo magnético se introdujo, igualmente, entre los años 1991
y 1996, con notable influencia en la disminución de la pol (sacarosa
aparente) en el bagazo, lo cual redunda en el incremento del
rendimiento industrial en la producción de azúcar.
El doctor Ribeaux informó que ante la exigencia planteada al
sector por el país, diversas estructuras del Grupo Azucarero AZCUBA
muestran interés por retomar este aporte científico-técnico, perdido
durante la indisciplina tecnológica que aún subsiste en las
reparaciones de la industria.
En aras de su generalización, la experiencia de los
investigadores del referido Centro será expuesta en el Congreso de
la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba (ATAC), a celebrarse en
septiembre próximo, donde por vez primera se presentará la
introducción del campo magnético en la cristalización de la sacarosa
en solución.
La novedad, cuyos resultados a nivel de laboratorio fueron
expuestos, discutidos y defendidos en la tesis doctoral del
ingeniero Guillermo Ribeaux, mejora la calidad del grano de azúcar
como producto final, mediante la preparación en los tachos de la
"semilla" utilizada en la cristalización de la sacarosa.