Grecia amaneció hoy con Antonis Samarás, líder conservador de
Nueva Democracia (ND), como primer ministro del nuevo gobierno
aunque sin aclarar quienes compondrán su gabinete.
Las reuniones entre los dirigentes de los tres partidos políticos
que están tomando parte en estas negociaciones, y las de los grupos
de trabajo, se prolongaron hasta bien entrada la pasada noche, pero
sin un resultado definitivo.
No obstante, teniendo en cuenta los acuerdos básicos alcanzados
por ND, el Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) y los
centroizquierdistas de Dimar, Samarás decidió jurar el cargo de
primer ministro y tratar de cerrar durante el día de hoy el resto de
pactos sobre el nuevo gobierno.
Se espera que este conste de ministros de ND y tecnócratas, pues
tanto las direcciones del Pasok como de Dimar accedieron a prestar
un apoyo activo al ejecutivo, pero sin que ninguno de sus miembros
tenga responsabilidades con las carteras ministeriales.
Analistas y medios de difusión locales avanzaron hoy los posibles
ministros, dando como seguros al banquero Vassilios Rápanos, como
responsable del Ministerio de Finanzas; y a la diputada neoliberal
Olga Kefalogianni, vinculada al poderoso grupo de empresarios de
hostelería, para el de Turismo.
En sus primeras declaraciones Samarás, un economista educado en
Harvard y perteneciente a una acaudalada familia griega, se
comprometió a renegociar las duras condiciones de austeridad
impuestas por Bruselas en el memorando de préstamo firmado el pasado
mes de febrero.
Este es un momento crítico para nuestra nación, aseguró el nuevo
primer ministro tras jurar su cargo en una ceremonia conducida por
sacerdotes ortodoxos en la mansión presidencial, sé que la economía
debe recuperarse rápidamente para restablecer la justicia y la
cohesión social, agregó.
Tras dos elecciones en menos de un mes, y semanas de discusiones
entre partidos, ND venció en las elecciones legislativas del
domingo, pero sin lograr una mayoría que le permitiera gobernar en
solitario, indicó Prensa Latina.
Así, tuvo que recurrir a formar un gobierno de coalición que le
permita la estabilidad parlamentaria recurriendo para ello al apoyo
del Pasok y Dimar que, con 33 y 17 diputados, respectivamente, se
traducirá en 179 de los 300 escaños del Parlamento.
La coalición tendrá que enfrentarse a un fuerte descontento
social generado por unas políticas de austeridad que han sumido a la
economía griega en una espiral de recesión sin precedentes en la
historia reciente del país.