Islamistas resueltos a defender su triunfo, militares y policías
en alerta máxima, y una población aturdida por rumores e
incertidumbre, dibujan hoy un panorama de preocupante tensión en
Egipto tras el aplazamiento de los resultados electorales.
Retrasar los resultados significa que alguien tiene la intención
de alterarlos. Hay un plan para traicionar al presidente electo,
denunció Saad Katatny, exjefe del parlamento recientemente disuelto
y dirigente de la Hermandad Musulmana (HM) que postuló al islamista
Mohamed Morsy.
La Comisión Suprema Electoral Presidencial (CSEP) anunció
formalmente que prorrogaba el informe definitivo del vencedor en la
segunda vuelta del pasado 16 y 17 de junio, alegando necesidad de
más tiempo para examinar y decidir sobre unas 400 quejas de
violaciones.
Morsy disputó con el exprimer ministro Ahmed Shafiq el cargo que
dejó Hosni Mubarak el 11 de febrero de 2011, forzado por una
revuelta popular, pero ambos candidatos reclaman para sí la victoria
electoral.
Datos del escrutinio monitoreado por los miembros de la campaña
de Morsy y coincidentes con los de la organización independiente
Jueces por Egipto, dieron ventaja de hasta 900 mil votos al
islamista respecto al exmilitar aliado de Mubarak, indicó Prensa
Latina.
El portavoz del grupo de magistrados reformistas, Waleed El-Sharabi,
aseguró en rueda de prensa que Morsy logró 13 millones 238 mil 335
votos frente a los 12 millones 351 mil 310 ganados por Shafiq,
incluidas las boletas de los egipcios que votaron en el extranjero.
Aunque Jueces por Egipto afirmó que esos datos fueron verificados
por la CSEP, miembros de la campaña de Shafiq alegaron que su
candidato venció con un 51 por ciento del total de votos y
presentaron 147 denuncias de supuesto fraude y otras anomalías.
El exmilitar acusó al Partido Libertad y Justicia, brazo político
de la HM, de premarcar un millón de boletas en 14 de las 27
provincias del país para favorecer a Morsy.
Los islamistas, a su vez, negaron esa imputación y denunciaron a
Shafiq por presuntamente comprar votos y alterar el padrón electoral
para incluir a soldados, que tienen prohibido ejercer el sufragio, y
nombres de fallecidos.
Mientras la CSEP analiza las quejas, sin fecha definida para
informar el resultado oficial, los islamistas movilizaron a sus
seguidores en la plaza Tahrir de El Cairo y otras ciudades egipcias
para exigir transparencia y el fin del mandato de la Junta Militar.
Según el expresidente del parlamento, podría producirse un
peligroso cara a cara entre el pueblo y el Ejército, si se declara
ganador a Shafiq, pues sería parte de un proyecto para afianzar la
incidencia de los militares en la vida política egipcia.
Katatny aseveró que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, de
una manera u otra, no va a entregar el poder el 30 de junio. Pueden
para meses o hasta años antes de que eso ocurra, de ahí que la
Hermandad Musulmana apueste por mantener movilizados a sus
seguidores.