En la iniciativa, denominada Movilización Global, alrededor de 50
mil manifestantes denunciaron que las nuevas formas de reproducción
del capital agreden al medio ambiente y son contrarias al desarrollo
sostenible.
PL informó que la gran marcha estuvo integrada por activistas
sociales, defensores del medio ambiente, campesinos, mujeres,
afrodescendientes, indígenas, académicos, políticos, entre otros.
Organizaciones como Vía Campesina, aseguran que 20 años después
de la Cumbre de la Tierra, el conjunto de la vida en el planeta se
ha vuelto dramáticamente difícil.
A la vez que advierten que "el número de personas hambrientas ha
aumentado a casi mil millones, lo que significa que uno de cada seis
seres humanos está pasando hambre, principalmente niños y mujeres
del campo".
Denuncian que hoy es un gran problema la expulsión de los
trabajadores rurales de sus propias tierras y territorios, no solo
por las condiciones de desventaja que se les imponen desde los
tratados comerciales y el sector industrial, sino también, por las
nuevas formas de acaparamiento de la tierra y el agua, la imposición
global de formas de propiedad intelectual que roban sus semillas,
por la invasión de semillas transgénicas, el avance de los
monocultivos, los megaproyectos, la minería, entre otros.
Refieren que las grandes promesas de Río 92 han resultado una
farsa, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio
de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio de Lucha
contra la Desertificación. Los organizadores de la cumbre social
aseguran que, dos décadas después, esos temas siguen pendientes y
temen que se profundicen las políticas neoliberales y los procesos
de expansión capitalista, concentración y exclusión generadores de
la crisis ambiental, económica y social de gravísimas proporciones.
Critican, en particular, la llamada "economía verde" y aseguran
que bajo ese nombre engañoso se anuncian nuevas formas de
contaminación y destrucción ambiental, así como nuevas olas de
privatización, monopolización y expulsión desde "nuestras tierras y
territorios".
Los ambientalistas destacaron, además, su decepción con el
documento final que aprobaron la víspera los negociadores y que
comenzará a ser debatido por los mandatarios, al cual pueden
introducirle modificaciones. Eso es precisamente lo que desean los
miembros de las entidades de la sociedad civil.
Para las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y entidades
sociales y civiles el texto "El futuro que queremos" no tiene claro
los objetivos, ni las formas de financiación a los programas para
lograr el desarrollo sostenible.
Esas agrupaciones temen, además, la profundización de los
procesos de expansión, concentración y exclusión capitalista,
culpables de la actual crisis ambiental, económica y social.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, exhortó este miércoles a
los gobernantes del mundo a alcanzar un acuerdo para cambiar el
actual orden económico-social, al intervenir en la Conferencia de
Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, Río+20.
Acusó a los países ricos de querer satisfacer una sed insaciable
de riquezas, mientras los países pobres siguen sin resolver sus
problemas históricos como la pobreza, indicó PL.
"Nadie tiene derecho a arruinar el medio ambiente que pertenece a
todos", subrayó el mandatario en la cita de la ONU que se celebra en
el centro de convenciones Ríocentro, en esta ciudad brasileña.