Por ejemplo, Venezuela tendrá por tercera vez consecutiva a Luis
Sojo; con Puerto Rico estará Edwin Rodríguez; mientras Rick Rentería
y Félix Fermín suenan para entrenar a México y República Dominicana,
respectivamente.
Jugadores como tal, ninguno se ha nombrado más allá de las
especulaciones y sueños de aficionados y los propios estrategas,
pero, precisamente, estos —los ya designados— tienen mucho margen de
tiempo a fin de establecer un plan de trabajo y estudio sobre
quiénes serán los más indicados para conformar equipos fuertes, así
como las variantes en caso de que alguno no sea autorizado por sus
organizaciones de Grandes Ligas.
En Cuba, la idea de nombrar un manager a nueve meses del Clásico
parece improbable, a pesar de ser lo más prudente. Me explico: se
puede entregar el comando del futuro equipo a un hombre que no
dirija en nuestra Serie Nacional, que se dedique, a tiempo completo,
a evaluar el rendimiento de potenciales miembros del elenco.
Esta figura tendría, además, libertad para decantarse por la
estructura de su novena según las tácticas planificadas, y sobre esa
base, seleccionar a los peloteros que mejor puedan poner en práctica
las estrategias.
Por supuesto, algunos nombres se supone entrarán de seguro en el
plantel, pero los otros, ¿cómo y dónde se prueban? Coincidimos en
que nuestro campeonato no puede constituir el único examen para un
pelotero que defenderá los colores cubanos en el Clásico, deben al
menos tener una experiencia internacional en la cual hayan mostrado
credenciales.
Para eso, es imprescindible darle juego a la mayor cantidad de
hombres posibles en topes al estilo del que acontece por estos días
en Nicaragua, o al venidero con Estados Unidos. En esos choques,
aparentemente sin importancia, muchos deberán demostrar que tienen
madera para empeños mayores.