RÍO DE JANEIRO, 20 junio.— Miles de personas de todo el mundo
protagonizan aquí una gigantesca manifestación en defensa de la
naturaleza y contra el sistema capitalista, en el contexto de la
Cumbre de los Pueblos paralela a Río+ 20.
La iniciativa denominada Movilización Global coincide con la
apertura de la Conferencia de Naciones Unidas Río+20 que se celebra
en el centro de convenciones Ríocentro.
Alrededor de 50 mil manifestantes denuncian que las nuevas formas
de reproducción del capital agraden al medio ambiente y son
contrarias al desarrollo sostenible.
Carteles, banderas, y hasta una escuela de samba amenizan la
marcha que ocupa la Avenida Rio Branco, en el centro de esta ciudad.
La gran marcha está integrada por activistas sociales, defensores
del medio ambiente, campesinos, mujeres, afrodescendientes,
indígenas, académicos, políticos, entre otros.
Organizaciones como Vía Campesina, aseguran que 20 años después
de la Cumbre de la Tierra, el conjunto de la vida en el planeta se
ha vuelto dramáticamente difícil.
Advierten que "el número de personas hambrientas ha aumentado a
casi mil millones, lo que significa que uno de cada seis seres
humanos está pasando hambre, principalmente niños y mujeres del
campo".
Denuncian que hoy es un gran problema la expulsión de los
trabajadores rurales de sus propias tierras y territorios, no sólo
por las condiciones de desventaja que se les imponen desde los
tratados comerciales y el sector industrial.
Sino también, por las nuevas formas de acaparamiento de la tierra
y el agua, la imposición global de formas de propiedad intelectual
que roban sus semillas, por la invasión de semillas transgénicas, el
avance de los monoculivos, los megaproyectos, la minería, entre
otros.
Refieren que las grandes promesas de Río 92 han resultado una
farsa, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio
de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio de Lucha
contra la Desertificación.
Los organizadores de la cumbre social aseguran que, dos décadas
después, esos temas siguen pendientes y temen que se profundicen las
políticas neoliberales y los procesos de expansión capitalista,
concentración y exclusión generadores de la crisis ambiental,
económica y social de gravísimas proporciones.
Critican, en particular, la llamada "economía verde" y aseguran
que bajo ese nombre engañoso se anuncian nuevas formas de
contaminación y destrucción ambiental, así como nuevas olas de
privatización, monopolización y expulsión desde "nuestras tierras y
territorios".