El
empeño de amigos, intelectuales y admiradores del autor de
Electra Garrigó han hecho posible su regreso a La Habana desde
ayer, cuando quedó inaugurado en el Aula Magna de la capitalina
Universidad de San Gerónimo, el Coloquio Internacional Piñera Tal
Cual, a propósito del Centenario de este escritor esencial de las
letras cubanas.
Traerlo —expresó el crítico y dramaturgo Norge Espinosa antes de
presentar a Antón Arrufat, Premio Nacional de Literatura y gestor
del evento, encargado de pronunciar las palabras inaugurales— es
recuperar un paisaje donde su manera de ser ya nos toca y nos
contamina.
La certeza de que su centenario se celebraría por todo lo alto,
expresada por el propio Virgilio una noche de 1978, en tiempos de
ostracismo, fue punto de mira en la intervención de Arrufat, quien
rememoró pasajes de la vida del amigo que, pleno de esa fe que nunca
lo abandonó y lo hizo sustituir "al dios trascendente por la
literatura trascendente", aseguraba, convencido de que "ya volverían
las aguas a su lugar".
Las obras están hoy ahí, impresas las inéditas y reeditadas las
que ya vieron antes la luz, al alcance de la mano de cuantos quieran
acceder a ellas. El propio coloquio "no es un comienzo sino una
culminación", muestra fehaciente de la estancia permanente de
Virgilio en los predios de la cultura cubana.
La lectura de Isla, poema donde, como una más de esas
travesuras literarias suyas, Piñera queda convertido en una de
ellas, dio paso a los primeros ponentes entre los que estuvieron el
crítico y escritor peruano Julio Ortega (Universidad de Brown,
Estados Unidos); el especialista en literatura Thomas F. Anderson,
(Universidad Notre Dame, Estados Unidos) y la doctora Mayerín Bello
(Universidad de La Habana).