Apreciaba aquella liturgia filial como algo cotidiano, pero con
el tiempo, comprendió su significado. El "viejo" le estaba
extrayendo a la tierra cuanto esta ponía al servicio de quien
tuviese la disposición e interés para atenderla con esmero,
paciencia, y la certeza de que tras la espera le retribuiría con
beneficios.
A sus 16 años, el hoy estudiante de la especialidad de Obrero
Calificado en Agropecuaria, dice que a lo mucho aprendido de forma
empírica en su corta vida le sumó lo adquirido por la vía del
estudio de su carrera, cuyo segundo año finaliza.
"En mi Instituto Politécnico Agropecuario Félix Varela, del
municipio de Cumanayagua, he aprendido, sobre todo, elementos de
técnicas agropecuarias que resultaban desconocidos para mí", afirma
el muchacho.
Pero lo que más aprecio —continúa—, es el sentido práctico de la
carrera. Es muy bueno sentarse en un aula a escuchar, pero si no
despliegas luego las habilidades en el terreno, no hiciste nada. Y
tanto yo como el resto de los estudiantes hemos cogido bastante
práctica.
Ahora Hernández Monzón asegura conocer sobre cualquier aspecto de
la experiencia agrícola. Desde los periodos y ciclos de maduración o
siembra, hasta los requerimientos tecnológicos u orgánicos de cada
sembradío; desde la correcta chapea del potrero hasta su cercado.
Le concede especial significado a la labor con los bueyes. Los ve
como compañeros imprescindibles del labriego.
Considera que resulta básico que muchos jóvenes como él —y sus
padres—, tomen conciencia del relieve del obrero calificado
agrícola, porque es el encargado de "chocar directamente con la
tierra. Y la tierra es todo; eso lo oí siempre, ya sé el porqué".
A partir de enero, el obrero calificado agrícola a punto de
graduarse (lo hará en julio) comenzó a realizar sus prácticas
productivas en un centro de control biológico del Ministerio de la
Agricultura en Cumanayagua, una experiencia inédita para él.
"Era lo que me faltaba, asevera el emprendedor adolescente.
Cuando concluya aquí podré decir que estoy preparado para que me
ubiquen en cualquier lugar".
"En mis prácticas he conocido cómo combatir las enfermedades de
las plantas mediante el empleo de técnicas que contrarrestan o
eliminan el efecto de las plagas. Es un trabajo muy bonito, aunque
personalmente me quedaría con la faena directa en el surco",
asegura.