Garantizar la leche de dietas médicas…

¿Esfuerzo maltratado?

LISANDRA FARIÑAS ACOSTA

foto: Jorge luis gonzálezCon la creación del Dietario Médico Nacional, en el año 1982, comenzó en nuestro país el programa de dietas para la población de riesgo, con el objetivo de reforzar la alimentación en dependencia de su padecimiento.

Tres décadas después, pese a la difícil situación económica que ha vivido y vive la nación, y sorteando los vaivenes de un mercado internacional donde cada día se elevan más los precios de los alimentos, Cuba continúa subsidiando para este grupo poblacional productos como la leche en polvo.

Obligado a importarla, a falta de una industria encargada de producirla, el Estado realiza cada año un esfuerzo inestimable para garantizar que llegue a cada niño, joven, embarazada o anciano que la necesite.

Iván Carranza Ojeda, jefe del Grupo Lácteo del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria (GEIA), explicó a Granma que anualmente se importan unas 31 mil toneladas de leche entera (LE) y 9 500 de leche descremada (LD) para cubrir los insumos productivos, la comercialización, empresas, organismos y dietas. "Se costea a 3 500 dólares la tonelada de LD y alrededor de 4 000 dólares la de LE".

De este volumen, puntualizó Ovis Sánchez Reyes, director de balance, ventas y exportaciones del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria, 3 350 toneladas de leche entera y 4 700 de leche descremada son destinadas a las dietas, aproximadamente un 26 % de lo que se importa para el balance anual.

A pesar del precio elevado que Cuba paga por este producto, a los pacientes que se les asigna leche por dieta médica (unas 30 de los 38 tipos de dietas médicas llevan leche), se les vende a precios subsidiados —2.00 pesos (MN) el kilogramo de leche descremada y 2.50 pesos MN el de la entera, que según los precios descritos con anterioridad le costaron al país 3.50 y 4.00 dólares, respectivamente.

¿A QUIÉNES Y POR QUÉ SE ENTREGA?

Según datos ofrecidos por el Grupo de Venta Minorista de Alimentos, del Ministerio de Comercio Interior, al cierre del pasado año sumaban un millón 145 mil 069 las dietas de leche en todo el país.

A este número se incorporan, por concepto de dietas especiales, unas 9 560 destinadas a los niños y adolescentes de hasta 18 años, 11 meses y 29 días de edad, que padecen enfermedades crónicas. Ellos llevan un volumen de leche superior al kilogramo que se entrega mensualmente en el resto de las dietas. Las embarazadas reciben un kilogramo y medio.

Señaló Sánchez Reyes que alrededor de 130 toneladas anuales se dedican a las dietas especiales de leche entera y unas 30 toneladas a las de leche descremada.

"Vale destacar que los requerimientos nutricionales para la adquisición tanto de la leche descremada como de la entera están establecidos, y existen normas que regulan por ejemplo, el porcentaje de grasa", agregó.

La doctora Santa González, del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos, ratificó que, desde el punto de vista organoléptico y de sus componentes (carbohidratos, aminoácidos, proteínas), estos productos son los adecuados para la población de riesgo y poseen la calidad requerida.

Por otra parte —añadió Sánchez Reyes— "hay territorios donde se entrega leche fresca fluida para dietas como Matanzas, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey. En otros como Pinar del Río, Artemisa, Las Tunas, Holguín y Granma, se balancea la entrega de leche en polvo con la de leche directa en dependencia de la disponibilidad y la producción".

Por este concepto en el 2011 se cubrieron unas

216 300 dietas. Es necesario subrayar que la voluntad para que esta leche llegue a los pacientes no es menor, dado que se entrega a la población a un precio de 0.25 centavos, mientras que a los productores se les paga hasta 2.50 pesos MN, de acuerdo con la calidad de la misma.

No puede desconocerse cuántos esfuerzo y recursos se invierten para garantizar que cada dieta llegue a su destinatario, en un contexto donde cada vez es mayor la población envejecida y las enfermedades crónicas no trasmisibles ascienden; lo que sin duda anuncia una tendencia al incremento de las dietas médicas.

En diciembre del 2011, solamente por diabetes mellitus recibían leche 587 191 pacientes, lo cual constituye la enfermedad con más dietas asignadas. De ahí que sea imprescindible que la población aproveche adecuadamente este producto y sea consciente de cuánto cuesta proteger su salud.

¿SE APROVECHA ADECUADAMENTE ESTA PRERROGATIVA?

Consumidores entrevistados por Granma en municipios como La Habana del Este y Centro Habana, refieren que no les agrada la leche en polvo descremada que se les entrega, porque "su sabor no es igual al de la leche normal" (leche entera) o "no se disuelve totalmente, por lo que hay que mezclarla con otra leche".

Varios de ellos admitieron que incluso la venden a otras personas en el "mercado negro" a un precio mucho mayor (que puede ir desde los 25 pesos hasta los 60 pesos el kilogramo, en dependencia de la provincia del país, siendo más elevado su costo en la capital). Con este dinero adquieren, también en el "mercado negro", la leche entera que no deben consumir por sus limitaciones médicas.

Es sabido que esta última también se vende con el objetivo de lucrar, y los precios oscilan en un rango algo mayor, al tener mayor aceptación.

No puede ser este producto, para cuyo subsidio se erogan anualmente millones de dólares, el que venga a cubrir, ilegítimamente, la demanda general de la población. Alcanzar este propósito depende de aumentar las producciones internas y crear las condiciones para conformar una industria nacional.

Por otra parte, no es fortuito que un especialista indique el consumo de leche descremada a un paciente que padece de colesterol alto o diabetes, precisamente porque son las características de esta leche, baja en grasas, las ideales para su alimentación y el control de su padecimiento.

Independientemente de esto, pudiera revisarse si algunas de las inconformidades de la población como que la LD no se disuelva siempre adecuadamente, vengan dadas porque en ocasiones el producto esté vencido o presente problemas de calidad.

¿Es posible que los esfuerzos del Estado por garantizar la salud de las personas con determinados requerimientos nutricionales sean burlados sin más? ¿Acaso no es nuestro propio dinero el que se malbarata de esa forma?

Cierto es que no todos los que reciben este producto por concepto de dietas médicas siguen tales comportamientos, de modo que sería oportuno continuar estudiando fórmulas para subsidiar a personas en lugar de productos, como se aprobó en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución (específicamente el 173), de modo que los recursos beneficien a los que realmente los necesitan y aprovechan.

A las personas, mediante nuestro sistema de salud gratuito y universal, se les da la oportunidad de conocer qué les hace bien o mal, y en ese sentido se les instruye u orienta sobre los estilos de vida saludables. Pero al final, es cada individuo quien decide sobre sus hábitos de consumo.

 

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