"Donación-adopción" le llaman a ese método mediante el cual cada
infante apadrina tres semillas hasta que alcanzan tamaño mediano, y
luego las obsequian a otras personas para que las cultiven hasta su
"adultez".
Es así como, desde hace cinco años, las áreas verdes del
municipio capitalino Plaza de la Revolución han sido favorecidas con
el apoyo de los discípulos de Luis Menéndez, un enamorado de la
naturaleza que, de modo autodidacta, se introdujo en temas como la
reforestación, la biodiversidad de las especies, el cuidado
medioambiental... y fundó, junto a su amigo Alejandro Cabrera, el
proyecto Sembrando Vidas por un desarrollo sostenible.
"Inicialmente —explica Menéndez—, la idea era repoblar las áreas
aledañas a los sitios donde vivíamos y otras zonas cercanas; pero
ante la necesidad social y medioambiental de incrementar el volumen
de árboles en todos los sitios del país, decidimos extender el
programa al resto del municipio.
"Ya muchas personas me conocen como el hombre de los cubos azules
—confiesa mientras sonríe. Cargo con ellos a cada sitio donde planto
un árbol para regarlos y darles seguimiento, que es uno de los
elementos más importantes de su cultivo, pues no hacemos nada
sembrándolos y dejándolos ahí, eso sería matarlos desde el inicio".
Aunque Sembrando Vidas figura como un proyecto dirigido a todos
los sectores de la sociedad, la mayor parte de sus integrantes
—cerca de 300— pertenece a centros educacionales como la Escuela
Especial Manuel Fajardo, la Secundaria Carlos J. Finlay y la
Universidad del Adulto Mayor.
En semanas alternas, los integrantes de los círculos de interés
habilitados en cada uno de esos espacios mantienen un encuentro con
su mentor donde no solo dialogan sobre la reforestación, la
naturaleza de los terrenos o la tipología de los árboles, sino que
practican lo aprendido sembrando plantas en su comunidad o en los
viveros que han construido en sus centros de enseñanza.
De ahí que no resulte extraño ver al grupo del "hombre de los
cubos azules" participar en los días dedicados al árbol (31 de
marzo), en competencias interescolares, concursos patrocinados por
Mi Programa Verde y la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y
Forestales, o simplemente plantando posturas en su comunidad.
"En el diálogo con los estudiantes, o con cualquier interesado en
el tema —explica Menéndez—, parto de la importancia del arbolado
para la vida del planeta y su supervivencia. Para ello no empleo
términos técnicos, sino que trato de hacerles comprender, de forma
sencilla, cómo plantando un árbol o simplemente dejando vivir otro
que ya existe, contribuyen a mejorar la vida actual y la de futuras
generaciones.
"Muchas veces las personas no entienden, aunque se repita en
nuestros medios de comunicación, cómo el calentamiento global, la
tala indiscriminada de bosques, la emisión de gases contaminantes a
la atmósfera... pueden afectar su vida, pues como no son elementos
palpables a corto plazo, carecen de validez.
"Entonces, lo más importante es hacerles llegar esas ideas de un
modo que se acerque a su realidad, y concretar luego ese
aprendizaje, que se materializa en este caso dándole más 'pulmones'
al planeta".
Precisamente, con ese objetivo el país se ha propuesto alcanzar,
para el 2015, un 29,3 % de superficie boscosa, cuestión que no solo
implica el desarrollo de sus zonas verdes, sino también el
fortalecimiento y preservación de sus ecosistemas, una garantía para
la sostenibilidad futura de la Isla.
Puede decirse entonces que, en su empeño, no solo siembran
árboles los alumnos de Luis Menéndez; su contribución a la sociedad
va más allá de la fútil concepción de quienes hallan en los bosques
un nuevo sitio donde protegerse del sol. Y es que Sembrando Vidas es
simplemente eso: un proyecto que desde el presente cultiva, más que
vidas, la esperanza de alcanzar un futuro mejor.