A sus 18 años, el joven se adentra en el conocimiento de, a su
consideración, "un arte bello, difícil, que ayuda tanto a las
personas como a la sociedad en su conjunto, lleno de incógnitas, el
cual me gusta comparar con la Medicina".
"La mecánica —continúa diciendo— tiene algunos parecidos con esta
ciencia. En el caso del doctor, en ocasiones debe someter a un
estudio integral al paciente para determinar el género de su
enfermedad; en el nuestro, uno tiene que analizar el vehículo,
buscar sus desperfectos, a fin de dar con el problema real. A veces
se detecta a primera vista, pero en otras no. Nosotros somos como
los médicos de los carros", expone.
El obrero calificado labora en un taller automotriz de
Cienfuegos, sitio por el cual se sintió atraído desde que realizara
allí sus prácticas.
"He aprendido algo cada día, al lado de mecánicos con años de
experiencia, quienes han tenido la amabilidad y paciencia para
enseñarme a descubrir la esencia del oficio. Además, también me he
formado como mejor persona y trabajador, gracias a la disciplina con
la cual se acostumbra a laborar en este Taller", reflexiona Javier.
Este centro creó las condiciones para que nuevos profesionales
como Javier adquirieran en sus áreas las habilidades necesarias y
desarrollaran a plenitud el útil oficio.
Y a este joven en particular le atrae todo de la Mecánica. Desde
el cambio de aceite de los mantenimientos semanales —tarea acometida
con pericia y soltura—, hasta la corrección de fallos o el arreglo
de los autos.
El muchacho es el primero de su familia en seguir esta profesión,
cree que quizá fue el destino quien lo impulsó hacia ella, porque ni
siquiera tuvo experiencia previa, a la manera de otros adolescentes
que optan por distintos oficios.