Los embalses de la provincia siguieron deprimidos en el primer
trimestre del año al cerrar este con solo el 74 % del promedio
histórico de lluvia, tendencia que se agudizó en marzo, señaló a
Granma el ingeniero Francisco Gutiérrez, director de servicios
técnicos de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico de Mayabeque.
Las precipitaciones registran en todos los casos valores muy por
debajo de la lámina histórica y también del año precedente, afirman
los especialistas.
Este es el primer reflejo, afirmó Gutiérrez, de la reiterada
escasez de lluvia, lo cual influye en los volúmenes de agua
disponibles en las presas, cuyo potencial es de 293,7 hectómetros
cúbicos.
La situación se torna más crítica al darle valor de uso al agua
que se extrae para cumplir asignaciones con el riego agrícola y el
consumo de la población. O sea, sale mucha más de la que entra.
No es casual que las presas de más problemas en el acumulado
estén en función del riego, y la Mampostón es un ejemplo: de 153,8
hectómetros, le quedan depositados menos de siete, al borde de
detener la extracción si cae en el llamado "punto muerto".
Algo parecido sucede en La Ruda y Aguas Claras, encargadas
también de suministrar agua para regar plantíos agrícolas. Tales
antecedentes prueban que el panorama hidráulico del agua superficial
de Mayabeque es muy desfavorable y enrumba, de no venir las lluvias,
hacia una época de crisis.
El ingeniero Manuel Aguiar, director de la Empresa de
Aprovechamiento Hidráulico, afirmó que, en cambio, en los siete
acuíferos que controlan y monitorean, el drama es menos negativo.
Por lógica, los niveles descienden en el actual periodo seco, pero
aunque existen sus diferencias entre uno y otros, todos rebasan el
nivel mínimo permisible.
Jaruco y Aguacate, tributarios de agua a El Gato —que tiene
prioridad en el abasto a la población—, y zonas de riego del Este de
la provincia, están mejor que el pasado año; no obstante, los
técnicos los han declarado, junto a los demás, en "fase de alerta".
La explotación de ambos marcha según lo previsto y en este caso
las fallas mayores se localizan en zonas muy puntuales, a causa de
la operación del mecanismo.
El sistema que abastece el sur de Mayabeque y Artemisa tiene su
fuente principal en el escurrimiento del río de igual nombre, en el
cierre de la derivadora Pedroso.
Ante los déficits actuales de las fuentes locales, se probó traer
agua desde el río San Juan, mediante el sistema de trasvase
Matanzas-Mayabeque.
La complejidad de hoy radica en la carencia del escurrimiento que
se planificó, influida por una sequía que rebasa los cuatro años,
causante de que el río Mayabeque tenga escurrimientos inferiores al
46 %.
Darle un uso óptimo al agua disponible, aplicar los mecanismos
técnicos y organizativos existentes para evitar el derroche y los
gastos innecesarios, son divisas de un territorio sin poderosos
embalses, pero que enfrenta compromisos de envergadura:
garantizarles agua a sus 11 municipios, a la capital, y a los
cultivos bajo riego.