La Clinton de pachanga en Cartagena

¿En el sitio equivocado?

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Foto: EFEEn un santiamén, como era de esperar, las fotos de la poderosa dama captadas en la noche cartagenera de sábado a domingo —Hillary Clinton secundó a su presidente Barack Obama en la Cumbre de las Américas— dieron la vuelta al mundo, entre signos de admiración de unos y acerbas críticas de otros. Entre los primeros, los cronistas del corazón, eufóricos ante lo que llaman la edad dorada de una mujer de 63 años que se dio el lujo de distenderse un rato, tomar a pico de botella una cerveza Águila y tirar un pasillo rumboso. En la acera de enfrente, los dardos de no pocos analistas políticos hicieron diana en lo que consideran un gesto frívolo de alguien que precisamente no cumplió con lo que podía esperarse de su desempeño, en una Cumbre donde los enviados de Washington desoyeron olímpicamente los reclamos de la mayoría.

Mírese bajo cualquier prisma, lo que más llama la atención, sin embargo, es el sitio elegido para la pachanga. Porque no puede pasar inadvertida la tremenda paradoja de que haya ido a desfogarse a una discoteca llamada Havana, cuando tanto su jefe como ella dedicaron las jornadas colombianas a atrincherarse en desgastados tópicos anticubanos.

A tono con esto último, hubo quien aventuró otra tesis: a la Clinton le gusta la guaracha y el mambo, sí señor, cómo no, pero a la "floridoamericana". Por eso quiere bailar en Havana (sic) y no en La Habana.

 

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