obligado
a desnudarse para ser registrado al ser arrestado por sospecha de
delito, por leve que este sea y en cualquier momento.
La decisión está en línea con otras dos disposiciones legales
recientes: la National Defense Authorization Act (NDAA), del
31 de diciembre del 2011, que autoriza el arresto de cualquier
persona por tiempo indefinido, y la HR 347 o "Ley contra intrusos",
identificada también como "Ley contra Protestas", que establece
condena de diez años de prisión por protestar en lugares cercanos a
edificaciones o terrenos protegidos por los servicios secretos.
Ambas responden a objetivos represivos contra el Movimiento Occupy
Wall Street.
Sobre estas leyes, la consultora política y escritora feminista
estadounidense Naomi Wolf publicó un ensayo titulado How the US
uses sexual humiliation as a political tool to control the masses
("Cómo EE.UU. usa la humillación sexual como instrumento político
para el control de las masas"), en el que analiza el alcance y los
propósitos de estos actos legislativos.
Refiere la escritora que en una situación en la que cualquier
persona puede ser arrestada por sacar el perro a pasear sin correa,
es alarmante lo relatado por Albert Florence, el ciudadano que
presentó la primera querella contra el gobierno con motivo de estas
leyes.
Florence denunció que, al ser detenido por una infracción del
tránsito, fue obligado a darse vuelta, ponerse en cuclillas, toser y
separarse las nalgas. "Me sentí humillado y llevado a una condición
inferior a la que corresponde a un ser humano", declaró.
La historia muestra que el uso de la desnudez forzada por un
Estado es práctica propia del fascismo y de todo tipo de régimen
opresivo que utilice la degradación de la población como medio para
controlarla y someterla. Forzar a la gente a desnudarse es el primer
paso para romper su sentido de la individualidad y dignidad,
reforzando su impotencia.
Uno de los momentos más aterradores para mí —escribe Naomi Wolf—
fue cuando visité la prisión de Guantánamo en el 2009 y noté en la
arquitectura del edificio que los cubículos de las duchas tenían
paredes transparentes, a través de las cuales mujeres jóvenes que se
desempeñaban como guardias observaban la desnudez forzada de los
prisioneros musulmanes, sin tener ellos posibilidad de ocultarse.
"He visto a agentes hombres de la TSA (policías de fronteras),
observando con excitación a las mujeres toqueteadas en los
aeropuertos. Creo que la práctica de esos registros está diseñada
para habituar sicológicamente a los ciudadanos estadounidenses a una
condición en la que pueden ser humillados sexualmente por el Estado,
en cualquier momento.
"Un comentarista de Facebook opinaba que el número de mujeres
objeto de detención y registro está incrementándose por razones
mezquinas. He visto que el examen genital, que es obligatorio en
Estados Unidos, es ilegal en Gran Bretaña.
"¿Hacia dónde vamos con estas nuevas leyes que criminalizan la
protesta y dan a la policía local —ahora empoderada con dinero del
Departamento de Homeland Security, equipos militares y
personal—facultades para aterrorizar y traumatizar a las personas
sin debido proceso o juicio previo?"
Wolf ridiculiza el argumento de un juez de la Corte Suprema de
que estas prácticas son necesarias para evitar actos terroristas y
pregunta: ¿Puede alguien imaginar que los medios utilizados para
volar las Torres Gemelas podrían ocultarse en alguna cavidad
corporal? ¿O que alguno de los autores de aquel acto de terror pudo
haber sido descubierto al ser detenido por conducir a exceso de
velocidad?
Según un informe publicado en The Washington Post y citado por
Wolf, en el 2010 había 1 271 agencias gubernamentales y 1 931
empresas privadas trabajando en programas relacionados con el
contraterrorismo, la seguridad nacional y la inteligencia en unas 10
mil ubicaciones en el territorio de Estados Unidos. Había entonces
854 mil personas habilitadas con permisos de acceso a los servicios
secretos de máxima seguridad. En Washington DC y el área
circundante, 33 complejos para labores secretas de inteligencia
estaban en proceso de construcción o habían sido edificados después
de septiembre del 2011.
"Este enorme nuevo sector de la economía tiene intereses
multimillonarios que requieren del establecimiento de un sistema de
vigilancia, intimidación sicológica y rapiña sobre el resto de la
sociedad estadounidense. Con estas nuevas legislaciones pueden
lograrlo humillando sexualmente a los demás: una poderosa
herramienta en poder de cualquier matón", concluye Naomi Wolf.